He buscado durante toda mi vida
el que alguien me enseñara
cómo se debe amar.
He buscado en los ojos de la gente
las respuestas que atormentan
desde niño a mi interior.
He buscado en la luz del horizonte
una mínima muestra de infinita ternura
y de máxima comprensión.
Y tuviste que ser tú,
alguien tan deshecho y roto como yo,
marioneta del amor en minúsculas,
el que, con un solo gesto,
una sola mirada,
un abrazo cómplice de madrugada,
diese sentido y resplandor a todo mi mundo.
Tuviste que ser tú
quien iluminara a mi frágil corazón
con aquello que he buscado durante toda mi vida.
Simplemente,
una sonrisa amiga.
ISIDRO R. AYESTARAN, de mi novela LA SONRISA AMIGA, 1999
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