os espero en mi nuevo trabajo

os espero en mi nuevo trabajo
pincha en la fotografía para acceder a EL CABARET DE LOS SUEÑOS

ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS
PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

EN LA BALAUSTRADA DE TU RECUERDO


Mi amor:

Anoche volví a soñar que abandonaba esta absurda existencia terrenal mía y que regresaba de nuevo a tus brazos. Lloré de felicidad al besar de nuevo tus labios, al volver a acariciarte y a hacerte mía.

No creas. El ir en tu busca es una idea que alberga en mi corazón desde hace tiempo, desde el día en que el que rige nuestros destinos decidió que tú debías estar a su lado y alejarte del mío.

He pensado, mi vida, que si yo hubiese sido de otra manera, si no te hubiese machacado y criticado por todo aquello que, según mi absurdo punto de vista, hacías mal, no te habrías alejado de mí, nada malo hubiera pasado entre nosotros, y tú... tú seguirías viva y a mi lado.

Sé que hubiese sido así, pero yo (cuántas veces me he despreciado por ello) lo único que conseguí fue empequeñecerte y hacerte sentir miserable e inútil. Tú, que inspirabas ternura y dulzura en un cien por cien, no te merecías a un canalla como yo a tu lado, y Dios me castigó por todo lo que te hice y dije... ¿Pero por qué tuviste que ser tú la que se marchara? No lo comprendo, amor mío.

Sé que no puedo vivir sin ti y que el corazón se me desgarra cada vez que evoco tu recuerdo.

El día en que nos teníamos que haber reconciliado, había escrito un poema para ti. Lo llevaba en el bolsillo del chaquetón que me habías regalado por mi último cumpleaños, y, de vez en cuando, lo sacaba pensando que ya bajabas por la alameda para dártelo y recitártelo antes de que nos dijéramos nada... Pero no eras tú quien bajaba por la alameda. Ya nunca más serías tú a quien vería caminar en dirección a nuestro parque... a nuestro banco de color azul.

A lo único que aspiro ahora es a volver a estar a tu lado para recitártelo en voz baja y suave al oído, como a ti te gustaba que hiciese... Sé que te habrías emocionado, mi vida, que me habrías mirado a los ojos con los tuyos ya humedecidos por las lágrimas, como los míos, y que nos hubiéramos besado. Sin palabras, sin reproches... Esa era la magia de nuestro amor. Las miradas. Con una mirada habríamos encontrado ese horizonte del que te hablo en el poema y, al encontrarlo, hubiésemos vuelto a creer en el amor. Pero no pudo ser...

Mientras te escribo estas líneas, me acuerdo de tantas cosas... Sobre todo, de aquela vez que tuvimos nuestra primera bronca y nuestra primera reconciliación. Días antes, te había regalado una gargantilla dorada en forma de corazón. Era una chatarra, una baratija, pero a ti te pareció que te había puesto todo el mundo a tus pies. Te pusiste colorada y me lo agradeciste con un beso y con lágrimas en los ojos. No quisiste que te la pusiera en la cafetería donde te la había entregado, y nos encaminamos hacia nuestro parque, pero por el camino, llegamos a aquel puente de hierro que había próximo a la estación de trenes. ¿Te acuerdas?. Subimos hasta él y allí nos detuvimos. El cielo estaba pintado con los colores del crepúsculo y nuestros labios con el sabor del amor. Nos besamos mientras un tren pasaba bajo nuestros pies y, después, nos miramos a los ojos. Sacaste la gargantilla del bolso y me la ofreciste. Te la puse alrededor del cuello y volví a abrazarte. Luego, nos quedamos en silencio mientras observábamos el crepúsculo y la luna. Dios mío... Cuánto amor había entre nosotros en aquellos momentos. Cuánta ternura... y cuánto dolor siento en mi interior ahora que ya no estás a mi lado...

No recuerdo el motivo por el que discutimos días después. Creo que la culpa la tuye yo, como casi siempre. El caso es que quedamos en vernos en nuestro parque para arreglar las cosas. Cuando te vi aparecer, observé que no llevabas puesta la gargantilla y algo en mi interior me dijo que lo nuestro se había acabado. Pero estaba equivocado. Pusimos lo mejor de nosotros mismos para buscar la solución y, al final, la encontramos. Me pediste que volviésemos al puente donde te había puesto la gargantilla por primera vez para que lo volviera a hacer como muestra de reconciliación. De esa manera, confirmaríamos el amor existente entre nosotros... El cielo volvía a tener el mismo e idílico color de la vez primera, y hasta un tren volvió a pasar bajo nuestros pies cuando, una vez colocada la gargantilla, nos besábamos de nuevo.

En ese momento, y te lo confieso ahora, mientras observábamos el horizonte, le pedí a Dios un deseo. Que me dejara vivir a tu lado el tiempo suficiente como para poder colmar por completo de felicidad a tu corazón. Que si alguna vez habría de alejarme de tu lado, que fuera con la condición de haberse cumplido mi deseo y no antes.

Ahora que eres tú la que estás junto a Dios, vuelvo de vez en cuando a aquel puente, me apoyo en la barandilla, y observo en soledad el crepúsculo.

Ya no pasan trenes bajo mis pies. Ya no tengo nada. Y a Dios sólo le pido el deseo de que me de fuerzas para seguir vivo, porque, como dice el bolero, yo me estoy muriendo de ganas por irte a buscar...

Tu Ricardo

ISIDRO R. AYESTARAN, de mi novela LA SONRISA AMIGA, 1999

2 comentarios:

. § . dijo...

que parte de la novela.

esa emocion que no alcanzan las letras, aun cuando son asl eltras mismas que te repesentan ese sentimientod e forma velada.

como esa muejr que se muestra pero se encubre.

como el dolor que aparece, pero que t deja mudo de tanto gritarlo sins er oido por algun ser racional (o ]razonable[


q si lo percibi asi es tan complciado lo que pude leer en aquella parte de tu novela

ese sentimeinto que se cuenta, pero que a la vez te cuenta de que el sentimiento mismo de ese Ente que quiere ir en la busqueda es algo que se sustrae a la escritura misma.

Pues el le escribe esas palabras, pero no se siente tan efectivo, como cuando dice "o me estoy muriendo de ganas por irte a buscar"

quizas de eso se trata todo.

de la busqueda y la espera.


Saludos Isidro
cuidat.

estamos comentando

OTRAMIRADA dijo...

Hola Isidro; la felicidad y el llanto de la pérdida se acurrucan junto a esa balaustrada, mudo testigo de un amor sin igual.Si ese amor fue tan grande, porqué no pensar que fue felíz hasta el último instante y el deseo se cumplió.

Un beso. Nos volvemos a ver