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ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

LA BRISA EN TU ROSTRO


“Querida y amada sobrina:

Estoy seguro de que ya estarás hecha toda una mujer. Dios mío, la de cosas que me he perdido y la de preguntas que seguramente me hubieras hecho sobre todo lo que te pasaba y que no era más que la consecuencia de tu madurez.

Seguramente digas que no tengo excusa de ningún tipo, que aunque he tardado unos meses en escribirte, es demasiado tiempo de ausencia para todo lo que hemos pasado juntos. Y tienes razón, pero como desconozco si sabes ya los motivos de mi marcha o si te han mantenido en la ignorancia más absoluta, te digo y te aviso que no es mi deseo que empieces a juzgar a diestro y siniestro a los que allí te rodean, que si lo hice, que si preferí coger aquel tren a seguir junto a vosotros, fue porque en la otra punta del país alguien me esperaba con el corazón abierto en un cien por cien de sus posibilidades.

Sí, amada sobrina. Me aguardaba alguien que, desde la distancia, ya repetía una y otra vez que me quería.

Las opciones que tenía eran muy limitadas. Podía haber seguido a tu lado, haciéndote crecer en la madurez serena de las buenas gentes, pero no lo hubieran consentido y era algo que no podía permitir. Como te dije en la estación poco antes de partir, hubieras sido desgraciada y una hija siempre ha de mantenerse fiel a las gentes que le dieron el ser y la vida.

Lo que sí te digo, querida Bea, es que a pesar de que te suene raro, el amor es ilimitado en sus posibilidades, algo tan inmenso que, pese a ese adjetivo aumentativo, es un único tren que para muy escasas veces en nuestra estación y hay que estar listo para cogerle antes de que parta y no vuelva a aparecer jamás.

Cuando te enamores supongo que me darás la razón, sabrás en ese preciso momento lo verdaderamente importante que son las cosas del corazón y que nadie deberá entrometerse en ellas. Nadie, Bea, absolutamente nadie.

Las cosas del amor son única y exclusivamente asuntos de dos personas que han decidido compartir su tiempo y su vida por encima de conveniencias y conformismos, y es por eso por lo que merece la pena arriesgarse sabiendo de antemano que se hace con la persona acertada porque, y ese es el verdadero riesgo, no todos son válidos para el amor, ese sentimiento tan maravilloso que, de confundirlo, sería como prostituir la propia vida.

Quizá aún no me comprendas del todo porque no hemos tenido el tiempo suficiente como para haber podido madurar juntos, pero sé, y eso me consta al cien por cien, que somos demasiado iguales y que sabemos emocionarnos por las mismas cosas al tiempo que con una mirada. Tú y yo sabemos entendernos sin necesidad de palabras u otra clase de artificios.

También podría utilizar estas letras para ponerte en contra de tu gente, aquellos que una vez formaron parte de mi vida pero que, con sus intransigencias y malas palabras, me la limitaron a no poder más. A lo mejor lo único que pretendían era el proteger al hermano menor, al chico de veintipocos años que aún no tiene demasiada experiencia en la vida y que todavía puede ser capaz de confundir la velocidad con el tocino, pero yo te aseguro, y estoy convencido de que me creerás, que eso que llaman el amor es algo en lo que sí estoy versado. Es un sentimiento que no admite confusión y, es algo que he averiguado a base de malas noches sin dormir, que sé diferenciarlo de cualquier otro asunto.

Me enamoré y no lo admitieron, dije la frase mágica y me la censuraron, y como eso, otras muchas cosas que no quiero contarte.

Lo que sí es cierto es que ya nadie me pone vendas en los ojos, que ya no me ponen mordazas y que las palabras me salen solas a la vez que brotan de mi corazón.

Por fin he entendido, o me han hecho entender a base de sus continuas negativas, que he dejado de ser el borrego de trece años que cree en las cosas que le inculcaron de pequeño, el robot que hace lo que le piden o exigen. Soy libre de hacer y sentir a mi antojo, libre para poder querer a quien me quiere y eso es algo que no tiene precio. Créeme, querida sobrina, el amor no tiene precio, o se da por las buenas y sin exigencias, o se rechaza de pleno. No admite medias tintas. Y espero que sepas diferenciarlo cuando la llama brote en tu corazón.

Podría seguir hablando, contándote mis grandes cosas, y también podría pedirte que cogieras tus pertenencias y te vinieras conmigo, pero eso es un imposible y pensarlo ya es tontería.

Pero aún así, nunca me olvides y ten conciencia de que siempre que sepas estar con la persona acertada, allí estaré yo en espíritu. Cada vez que los latidos de tu corazón vayan en aumento, allí estaré yo.

Y si alguna vez sientes la brisa en tu rostro, es que soy yo que estoy hambriento de tus miradas y abrazos y es la única forma que tengo para poder rozarme con tu piel.

Te quiere hasta el infinito, tu tío Roberto.”

ISIDRO R. AYESTARAN, de mi novela A LA SOMBRA DE LAS ESTRELLAS, 2000

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