Hace ya mucho tiempo que paro en el Colilla Queens. Allí, al fondo de la barra, me cito con mi amigo Paco para disfrutar de una buena copa, de una conversación siempre amena y enriquecedora, y me impregno de un ambiente y de unas gentes maravillosas que me hacen sentir como en mi propia casa.
Hace ya mucho tiempo que me llamaba poderosamente la atención el mundo del trasnformismo, y por eso le he dedicado un capítulo aparte. Por eso, en el Colilla Queens, pude hacer realidad el sueño de fotografiar el proceso por el cual una persona se convierte en artista despojándose del biombo que separa ambos mundos para mostrármelo tal y como es.
Hace ya mucho tiempo que necesitaba algo como lo que viví la pasada noche en el interior del camerino, mientras fotografiaba a Oky en compañía de otro de los grandes, Gorka, ajeno mientras se transformaba en su personaje a que esa noche iba a ser una noche especial para él, pues se estaba preparando una fiesta homenaje sorpresa con motivo de su cumpleaños. Y a mí se me permitió ser testigo de ello.
Hacía ya mucho tiempo que no conseguía despojarme de un aura de penumbra que albergaba en mi interior, y confieso desde estas líneas, que aquella noche, en el Colilla Queens, lo conseguí.
Este es mi particular homenaje a esas gentes mágicas y cautivadoras que, con una sonrisa, han tocado el cielo que cubre mis estrellas.
Simplemente, gracias
Hace ya mucho tiempo que me llamaba poderosamente la atención el mundo del trasnformismo, y por eso le he dedicado un capítulo aparte. Por eso, en el Colilla Queens, pude hacer realidad el sueño de fotografiar el proceso por el cual una persona se convierte en artista despojándose del biombo que separa ambos mundos para mostrármelo tal y como es.
Hace ya mucho tiempo que necesitaba algo como lo que viví la pasada noche en el interior del camerino, mientras fotografiaba a Oky en compañía de otro de los grandes, Gorka, ajeno mientras se transformaba en su personaje a que esa noche iba a ser una noche especial para él, pues se estaba preparando una fiesta homenaje sorpresa con motivo de su cumpleaños. Y a mí se me permitió ser testigo de ello.
Hacía ya mucho tiempo que no conseguía despojarme de un aura de penumbra que albergaba en mi interior, y confieso desde estas líneas, que aquella noche, en el Colilla Queens, lo conseguí.
Este es mi particular homenaje a esas gentes mágicas y cautivadoras que, con una sonrisa, han tocado el cielo que cubre mis estrellas.
Simplemente, gracias
ISIDRO R. AYESTARAN, 2007
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