He dado la moneda al barquero
para que reme sin cesar.
Me dejaste muy claro
tu última voluntad,
que me lleven al Paraíso
navegando por la mar.
Desde la orilla te veo partir,
y al confundirse mis lágrimas
con la mar, compongo
una canción para tí.
Mi amor, mi dulce amor,
¿quién me hará compañía
ahora que faltas tú?
¿A quién irán mis besos,
mis caricias, mi corazón?
No sé a quién irán pues
me faltas tú.
Me dejaste muy claro
tu última voluntad,
que me lleven al Paraíso
navegando por la mar.
He dado la moneda al barquero
para que reme sin cesar.
Le he dado la moneda
para que reme sin descansar.
ISIDRO R. AYESTARAN, 1997
No hay comentarios:
Publicar un comentario