Tengo miedo al silencio,
aunque tal vez me lo haya merecido
por no haberte querido
como tú te merecías.
Lo teníamos todo,
amor, risas, encanto, felicidad...
pero el amor murió,
y quién sabe qué fue de lo demás.
¿Se callaron las palabras?
¿Enmudecieron las risas?
Ahora es todo tan distinto...
Mi corazón intenta buscar la felicidad,
un cambio que le haga sentirse mejor
aunque ya no sea entre tus brazos;
intenta alcanzar una cumbre
que está muy alta y tan lejos...
y tú no estás para ayudarme.
Tengo miedo al silencio,
tengo miedo a la soledad
pese a que nunca me fue una extraña...
Tal vez porque me daba cuenta
de tu desencanto hacía mí,
de que ya no sentías nada por mí.
Tengo miedo...
ISIDRO R. AYESTARAN, 1998
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