Sola y abandonada,
por aquellos que quiso una vez,
una madre oscura y triste
va camino de un andén.
Y en una oración callada,
esperando el último tren,
deseando que aparezca
en su vida una vez
el maestro del amor,
la luz de la ilusión,
el que con ojos serenos
sonría envuelto en flor.
Mira al horizonte
y con el crepúsculo vuelve a perder
esa madre oscura y triste,
en el juego del querer...
Y en una oración callada,
esperando el último tren,
deseando que aparezca
en su vida una vez
el maestro del amor,
la luz de la ilusión,
el que con ojos serenos
sonría envuelto en flor.
ISIDRO R. AYESTARAN, 1997
No hay comentarios:
Publicar un comentario