LA CARTA

No sé cómo encabezar esta carta. No sé si llamarte "querido amigo", "admirado amigo"...

Te quiero, y no como se puede querer a un hermano o a un amigo. Yo estoy enamorado de tí y sé que al confesártelo, he estropeado nuestra amistad.

Gracias por no haberle dicho a Natalia lo que siento por tí. No creo que ella se lo tomara como tú has hecho. Y es que tú eres alguien especial y mágico.

Sé que ahora estás atravesando un mal momento con ella, pero no te apures. Ya habéis pasado por estas broncas y la reconciliación siempre ha llegado. Esta vez, volverá a ocurrir... Lo sé y ya sufro por ello, pero he de hacerme a la idea de que tú no eres para mí, que tu rumbo ya está marcado y que tu destino es el corazón de la mujer a la que amas realmente.

He decidio marcharme a Madrid. Quizá allí pueda llevar a buen puerto mi vocación como actor. He contactado con un amigo de un primo mío que vive en Alcobendas y voy a compartir con él su piso. Se llama Rubén y ya me he carteado tres veces con él. Espero que todo me vaya bien. Deséame suerte...

No creas que pongo tierra por medio, que intento huir de tí porque sé que lo nuestro es imposible... No obstante, gracias por tu comprensión y por los momentos maravillosos que hemos pasado juntos. Por aquellas tardes en que compartíamos nuestras ilusiones mientras yo te grababa en cinta los discos de Machín que tanto te gustaban y que tanto te hacían soñar... y por compartir tu tiempo conmigo.

Pero no puede ser... te he perdido por confesarte mi amor. Tú eres de Natalia y tu lugar está allí, junto a ella.

Mientras te escribo esto, me acuerdo de la letra de uno de tus boleros favoritos y cuyo significado podemos hacer nuestro:

"Sufro la inmensa pena de tu extravío, el dolor profundo de tu partida, y lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras. Tiene lágrimas negras como mi vida..."

Siempre me acordaré de tí a pesar de que me voy de tu lado.

Tu recuerdo permanecerá vivo en mí porque será totalmente imposible que llegue el día en que pueda arrancarte de mi corazón.

TU ALMA GEMELA

ISIDRO R. AYESTARAN, de mi novela LA SONRISA AMIGA, 1999