Después de tanto tiempo
sin saber nada de tí,
me decido, descuelgo,
y oigo tu voz.
Preguntas "quién es"
y yo me quedo callado,
cuelgas y miro a todos lados
derramando una lágrima por mí.
El alma se me cae a los pies
por no poder decir
que te quiero ver...
No. No puedo odiarte siempre,
el amor es más fuerte y yo lo sé.
Cariño mío, cómo y cuándo te podré decir
que sin tí, yo ya no sé vivir.
ISIDRO R. AYESTARAN, 1999
1 comentario:
Decir simplemente que me siento identificado con este poema. Yo también marqué mil veces su número de teléfono para escuchar su voz y sentir que, aunque me doliera de verdad, continuaba necesitando escucharle y sentirle cerca de mí aunque fuera en una voz lejana.
Ah, y la foto, una nueva invitación para la nostalgia de los amores que van y vienen.
Continúa así.
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