Cuando el silencio lo inunde todo, vida mía,
y las lágrimas te sepan a nostalgia,
empapa de sentimiento todo aquello
que de amor hayas emprendido para
que el olvido te haga menos daño
en el bello camino de lo que ya has vivido...
Ave de mi paraíso, surca mi cielo gris
y busca a mi corazón.
Se perdió mientras seguía
una huella de su amor,
se perdió al no escuchar ya su voz.
¿Dónde está su nombre perdido?
¿Dónde están sus muestras de calor?
ISIDRO R. AYESTARAN, 2007
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