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nuevo blog EL CABARET DE LOS SUEÑOS:
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TROVADOR - Tras el velo de la madrugada
A partir del poema "Tras el velo de la madrugada", del poeta José Elizondo, mi Trovador de la Madrugada se lanza a ritmo del "tango de Roxane" por el asfalto de sus versos.
el vídeo presentación con todo el elenco artístico
Se levanta el telón, y aquí tenéis a todos los participantes de NOCTURNOS, al ritmo del "My way", interpretado por Frank Sinatra, a pesar de que WMG lo ha bloqueado de You Tube.
BILLETE DE IDA, el último vídeo, el canto de cisne del poeta nocturno
NOCTURNOS BAJA EL TELON
Estas son las últimas letras que escribo en este blog, creado hace año y medio como terapia mientras me recuperaba de mi último ataque de ansiedad o de ausencia (los médicos nunca se pusieron de acuerdo).
Lo que empezó como un proyecto para un libro de poesía ilustrada, con imágenes de tres amigos (los primeros en llegar fueron Maru, Paco y Jolu), se convirtió en una obra que recopilaba fragmentos de mis novelas inéditas, mis viejos poemas (escritos en los tiempos del instituto Santa Clara) y nuevos versos que reflejaban el estado de ánimo del momento.
Con la llegada de NOCTURNOS al canal You Tube, con mis cortometrajes fotográficos, se fueron incorporando al proyecto nuevas caras, gente valiente que posó para mí sin pedirme nunca nada a cambio ni ponerme una sola condición: Anuska y Maruji ilustraron "A flor de piel", mi texto dedicado a las mujeres que aman; Oky hizo lo propio con "Una noche en el Colilla Queens" y el mundo del transformismo desde la óptica de la preparación en el camerino... Y así, hasta llegar a treinta personas, mi familia nocturna y amiga, respaldo y aliento en mis largas noches de sesiones fotográficas, de incansables conversaciones hasta llegar al tono adecuado a cada verso, cada línea, cada estrofa, cada mirada...
Hoy anuncio el cierre de mi obra, la bajada definitiva del telón, de mi escenario, de mi "microcosmos de sentimientos", como lo definió en su día mi pequeño trovador Camilo. Muchos se asombrarán de tal decisión (podéis comentarla), otros la aplaudirán, quizá haya alguno indiferente... Todos tienen cabida en mi saco. Todos tenéis un hueco en mi corazón.
Podría explayarme contando mil porqués, mil causas... pero sería enredarme mucho en una tela de araña que está empezando a devorarme hasta el punto de que el creador ha terminado por parecerse a sus personajes. Y aunque me llena de orgullo tal similitud, la salud (la poca que me queda tras unos meses que me han dejado al límite de mis fuerzas) me pide un "ceda el paso" antes de que todo se complique.
Han sido sesenta montajes fotográficos que han aglutinado, hasta la fecha, 50.500 reproducciones en You Tube; agotadoras sesiones en las que he apostado siempre por las historias de perdedores (la madre solitaria de "Cantos de cisne", la amante abandonada de "Amor roto", los adolescentes que viven deprisa en un mundo implacable de "Trovadores"...), por las historias de sentimiento vivo y anhelante de un amor que nunca llega (la ilusión de "La chica de la sonrisa", la quimera de "Sueño de amor", la que se desea realmente de "Tu nombre es tentación"...) pero sobre todo, por arriesgar la piel a la hora de defender a los más desfavorecidos ("La partida de ajedrez", "Por un mundo mejor").
Si tuviera que quedarme con lo que más me enorgullece, esta noche dormiría con "Una historia de dos", dedicada a todos aquellos que han de esconderse para poder amar a sus parejas, y con "El lugar donde ya no se pone el sol", el homenaje a todos los homosexuales ejecutados en países como Irán. Los Derechos Humanos deben protegerse, y yo he aportado mi granito de arena con dichos trabajos.
No quisiera irme sin decirles a aquellos que se han sentido ofendidos por el contenido de mi obra, que lamento mucho los disgustos, los anónimos y los quebraderos de cabeza. Pero también les digo que jamás me justificaré ni me excusaré por el tono de un verso, una palabra malsonante o un desnudo en alguna fotografía. Todo lo he hecho desde una óptica "artística", consciente en todo momento de la resonancia que pudiera tener, pero también a sabiendas de que no he provocado gratuitamente a nadie.
"Billete de ida", el último montaje que aparecerá el próximo sábado día 4, puede tener varias lecturas: desde la fatalista y descorazonada, hasta la conformista de "tirar la toalla". Quisiera poder explicarlo, comentarlo con todos, analizar el tono, la música escogida, el porqué de ese cierre... y sobre todo, el que aparezca la palabra FIN tras el último fotograma...
Quisiera poder abrazaros a todos en un gesto de amor que no acabara nunca, comernos a besos y olvidarnos de este puto mundo y las gentes que lo están aniquilando desde los campos del poder gubernamental y del asociacionismo...
Quisiera que me recordárais como el poeta nocturno que aún no os ha dedicado su último verso...
En el último vídeo promoción en el que aparece todo mi equipo artístico, escogí "My way", interpretada por Frank Sinatra sabiendo que el final llegaba. Y nada fue fruto de la casualidad:
He escrito a mi manera, siguiendo mi propio camino.
He vivido como he entendido que debía hacerlo.
He amado según los dictados de mi corazón, dejándome la cabeza olvidada en una estación de tren donde "La mujer sin luz" ahogaba su soledad y abandono.
Sigo siendo aprendiz de todo, una persona en permanente construcción, en contínuo crecimiento...
Dentro de unos días abandono Santander con mi amigo y mentor Paco, pero él no sabe nada de mi verdadera pretensión. Y es que quisiera poder regresar para estar a vuestro lado de nuevo e ir en busca de mi personita especial transformada en un sueño imposible (como todas mis historias de amor, qué le vamos a hacer...), pero os confieso que esa sola idea me paraliza, me aterra y me empequeñece aún más...
Sólo me resta el deciros una cosa: defended el amor por encima de cualquier otro sentimiento. Es lo único que merece ser salvado de todo este caos.
Y escribid. Hacedlo como terapia, como válvula de escape... como lo que queráis, pero plasmad vuestro mundo en una hoja en blanco o en la pantalla de un ordenador. Sois libres, LIBRES, y vuestro pensamiento no debe morir con vosotros. No lo permitáis nunca por muchos principios que os enseñaran de pequeños.
Sed siempre vosotros mismos, pequeños trovadores.
Sed siempre como os conocí, musas amadas.
No cambiéis nunca.
vuestro Maestro de Ceremonias, ISIDRO RODRIGUEZ AYESTARAN
1 de octubre de 2008
ERRANTE EN UN MUNDO QUE ROMPE EN POESIA
Intentaré escribir las frases que ya no te diré a los ojos
mientras escucho “No busques compañía”, de La Prohibida,
al tiempo que me alejo de tu recuerdo tras borrar tu número
y todos los mensajes tuyos y míos de mi teléfono móvil.
Me adentraré en otros mundos literarios para olvidarme
de los versos angustiosos que se apoderaron en los últimos meses
de toda mi obra, de todo mi ser y de todo mi cuerpo,
de una historia de amor que no cuajó y que intentó matarme.
Volveré a Bukowski, a mis viajes otoñales lejos de este
Santander que me aterra y me limita, me iré a Madrid con Paco,
a perderme por La Troje y los barrios de los Austrias,
quizá redescubra Toledo, la Granja, Aranjuez sin su concierto, claro…
Volveré a la Filmoteca a contemplar versiones originales,
limpiaré el polvo a mis joyas de la Dietrich y la Davis,
a mis viejas músicas en vinilo que jamás escucharé de nuevo
porque no me reparan el viejo tocadiscos.
Me regodearé en mis fotografías y mis nuevos personajes,
en ese teatro experimental que descubrí en una paralela
a la Gran Vía madrileña, con gente fresca con ganas de contar
historias suyas y mías, de todos los que como yo, hipotecamos
el corazón riéndonos a carcajadas de la crisis económica.
Me olvidaré para siempre de las críticas de los enemigos absurdos
que se visten de hábito y se dan golpes de pecho sin
saber un ápice de vida y sentimiento, sólo de mirarse a un ombligo
repelente como el nombre del veneno viperino que llevan dentro.
Volveré a besar en los labios a Jolu en la puerta de mi vieja capilla
para escarnio de los fariseos que llegan de visita y se asombran
de que un antiguo secretario se desnude por fuera para vestir
poemas que hablan de amor e injusticias sociales.
Le daré la espalda a la indiferencia, a las calles donde paseábamos,
a esa parada de autobús donde te recogía para llevarte a mi alcoba,
a los mojitos que bebíamos, los porros que nos fumábamos,
al sexo que practicábamos bajo el velux de mi pequeña estancia.
Quizá le confiese al resto de mi mundo que estuve con una mujer,
que a pesar de los hombres que acogí entre mis sábanas, el
nombre de una rosa me estremeció los surcos del sentimiento
perdido de un amor que ya no era utopía, sino realidad.
Me olvidaré del pequeño trovador que me quitó el sueño
la pasada primavera, al verle comerse a besos a un quinceañero
entre las luces fogosas de unos alientos sedientos en pleno
Dragón discotequero de música horripilante y oscura.
Le musitaré a mis musas que las quiero un poco más cada día,
a la vida que es una hija de puta y al apuntador de todo este embrollo
que se vaya con viento fresco muy lejos de la luz de la luna que
intenta, cada noche, hacerme escribir algo bueno, realmente bueno.
Prometo engordar, reírme, beberme la noche con algo sin alcohol
y olvidarme de la angustia y el tormento de la lejanía de los míos,
volver a las cenas en casa de los amigos de siempre y
ponerme la chistera cada vez que os recite mis versos.
Y a ti…
A ti te diré que aunque me muera por dentro,
beberé en soledad lo que fuimos y sentimos, porque
sé que si te miro a los ojos, volveré a morir de amor y angustia,
y eso está muy feo, pequeña… Muy feo.
Y mientras el tren o el avión me alejan de esta ciudad,
de mis temores y mis quimeras,
le canto a mis pesadillas internas y nocturnas
el estribillo de una canción, que es la perfecta receta médica
para dar de nuevo alegría a mi corazón:
Quiero ver gente nueva que no se llame como tú,
y no creo que eso sea pedir demasiado…
quiero sentirme de nuevo vivo y ardiente,
y eso es un juramento de vagabundo errante
que se muere por un mundo nuevo que rompa en poesía…
mientras escucho “No busques compañía”, de La Prohibida,
al tiempo que me alejo de tu recuerdo tras borrar tu número
y todos los mensajes tuyos y míos de mi teléfono móvil.
Me adentraré en otros mundos literarios para olvidarme
de los versos angustiosos que se apoderaron en los últimos meses
de toda mi obra, de todo mi ser y de todo mi cuerpo,
de una historia de amor que no cuajó y que intentó matarme.
Volveré a Bukowski, a mis viajes otoñales lejos de este
Santander que me aterra y me limita, me iré a Madrid con Paco,
a perderme por La Troje y los barrios de los Austrias,
quizá redescubra Toledo, la Granja, Aranjuez sin su concierto, claro…
Volveré a la Filmoteca a contemplar versiones originales,
limpiaré el polvo a mis joyas de la Dietrich y la Davis,
a mis viejas músicas en vinilo que jamás escucharé de nuevo
porque no me reparan el viejo tocadiscos.
Me regodearé en mis fotografías y mis nuevos personajes,
en ese teatro experimental que descubrí en una paralela
a la Gran Vía madrileña, con gente fresca con ganas de contar
historias suyas y mías, de todos los que como yo, hipotecamos
el corazón riéndonos a carcajadas de la crisis económica.
Me olvidaré para siempre de las críticas de los enemigos absurdos
que se visten de hábito y se dan golpes de pecho sin
saber un ápice de vida y sentimiento, sólo de mirarse a un ombligo
repelente como el nombre del veneno viperino que llevan dentro.
Volveré a besar en los labios a Jolu en la puerta de mi vieja capilla
para escarnio de los fariseos que llegan de visita y se asombran
de que un antiguo secretario se desnude por fuera para vestir
poemas que hablan de amor e injusticias sociales.
Le daré la espalda a la indiferencia, a las calles donde paseábamos,
a esa parada de autobús donde te recogía para llevarte a mi alcoba,
a los mojitos que bebíamos, los porros que nos fumábamos,
al sexo que practicábamos bajo el velux de mi pequeña estancia.
Quizá le confiese al resto de mi mundo que estuve con una mujer,
que a pesar de los hombres que acogí entre mis sábanas, el
nombre de una rosa me estremeció los surcos del sentimiento
perdido de un amor que ya no era utopía, sino realidad.
Me olvidaré del pequeño trovador que me quitó el sueño
la pasada primavera, al verle comerse a besos a un quinceañero
entre las luces fogosas de unos alientos sedientos en pleno
Dragón discotequero de música horripilante y oscura.
Le musitaré a mis musas que las quiero un poco más cada día,
a la vida que es una hija de puta y al apuntador de todo este embrollo
que se vaya con viento fresco muy lejos de la luz de la luna que
intenta, cada noche, hacerme escribir algo bueno, realmente bueno.
Prometo engordar, reírme, beberme la noche con algo sin alcohol
y olvidarme de la angustia y el tormento de la lejanía de los míos,
volver a las cenas en casa de los amigos de siempre y
ponerme la chistera cada vez que os recite mis versos.
Y a ti…
A ti te diré que aunque me muera por dentro,
beberé en soledad lo que fuimos y sentimos, porque
sé que si te miro a los ojos, volveré a morir de amor y angustia,
y eso está muy feo, pequeña… Muy feo.
Y mientras el tren o el avión me alejan de esta ciudad,
de mis temores y mis quimeras,
le canto a mis pesadillas internas y nocturnas
el estribillo de una canción, que es la perfecta receta médica
para dar de nuevo alegría a mi corazón:
Quiero ver gente nueva que no se llame como tú,
y no creo que eso sea pedir demasiado…
quiero sentirme de nuevo vivo y ardiente,
y eso es un juramento de vagabundo errante
que se muere por un mundo nuevo que rompa en poesía…
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
¿QUIEN DICE QUE NO SOMOS UNA FAMILIA?
(...) Aquella mañana yo estaba enfrascado en un mar de nervios, y de tal guisa me encontraba que planché una tostada con mantequilla mientras metía en el microondas un foulard para adornar mi atuendo de Domingo Procesional. Un asco de nervios, vamos.
– Es que no estás a lo que tienes que estar, tiíto – me soltó mi sobrino-hijo postizo Félix, calladito hasta entonces en todo el episodio y que despertaba así con su verborrea a lo Pepito Grillo – Todo va a salir bien. Y si no es así, pues que les vayan dando mucho por el ojete. Que te lo digo yo.
– Ay, Felixín, que estoy en un sin vivir en mí con todo este jaleo cofradiero. Que todo salga bien, que mis niños triunfen en la procesión, que mis señoronas den una patada en el culo a la Unión Cofradiera esa, que la Tolerancia sea la gran protagonista, y un etcétera elevada a su más alto exponente. Amén… Y tú vístete de una puñetera vez, que vamos a llegar tarde y tienes que presentar las ofrendas en misa ante el nuevo señor obispo.
– Pues va a ser que no, tiíto. Que no me permiten llevar las ofrendas, por lo que me toca leer una epístola que es un rollo de tomo y lomo, tiíto. Una parrafada para dormirse, ya ves tú.
– Anda, coño, ¿y por qué regla de tres no puedes llevar tú las ofrendas al obispo?
– Cosas de la Unión Cofradiera y su séquito de curas. Que si las ofrendas las han de presentar una familia tradicional cristiana, que si nosotros desentonaríamos junto con los demás, que si un papá, una mamá, una parejita de hijos monos y educaditos ellos…
– ¡¡Y una polla como una olla!! – y ahí saltó la indignación que todo hombre debe llevar dentro – Tú y yo somos más familia que todos esos retrógrados juntos. Faltaría plus. Yo te he educado con todo el amor del mundo desde mi experiencia, mi visión del mundo y mi saber y mi cultura. Nunca te ha faltado nada, ni un trozo de pan que llevarte a la boca ni un día de escuela. Y siempre has ido limpio, aseado, repeinado y con la lección bien aprendida… ¿Quién dice que no somos una familia? Yo he sido para ti más padre que tu propio padre…
– Pues así están las cosas, tiíto. Que si tú y el Monchín, que Dios tenga en su Gloria, no erais precisamente lo que más me convenía, que si me ha faltado siempre no se qué modelo materno…
– ¿Modelo materno? ¿Una histérica pedorra, neurasténica y cacatúa? Los travestis del Luna Llena han sido tu mejor modelo materno. Que no se te olvide. Y puedes decirle a toda esa panda de analfabetos ignorantes que tú eres también hijo de Dios y que eres igual de digno que los demás para llevar ofrendas, leer epístolas o hasta para rascarte el culo en mitad de un sermón, que si más de uno hiciera también lo mismo, otro gallo le cantaría al clero. No te jode.
– A mí no me des ahora el cante con tus reivindicaciones. Que no digo yo que no sean de ley, pero que a mí me la traen al pairo. Que no quieren que lleve ofrendas, pues que les den viento fresco, que con sus piedras me hago mi pared y que no les necesito a ellos ni a sus lecciones sermoneantes para nada. Y que me voy a jugar a la play station ahorita mismo. Cuando acabes de planchar tu atuendo semana santero, me avisas. Hale. Ciao.
Pero qué pico que tiene mi Felixín, Dios mío. En fin, que ya me dieron la mañana desde bien temprano. Y es que la política de propagandear a los cuatro vientos eso de la Familia Tradicional me pareció desde sus inicios un petardo con tufillo a rancio. Vamos, un insulto mayúsculo e irrespetuoso hacia todos los que vivimos a nuestro antojo amando a quien nos dicta el corazón sin pararnos a pensar en las conveniencias, las tradiciones y las chorradas de los de siempre. Amar es eso, coño. No hacer un mecano en el que encajen todas las piezas sin necesidad de lubricantes. Y a buen entendedor…
– Es que no estás a lo que tienes que estar, tiíto – me soltó mi sobrino-hijo postizo Félix, calladito hasta entonces en todo el episodio y que despertaba así con su verborrea a lo Pepito Grillo – Todo va a salir bien. Y si no es así, pues que les vayan dando mucho por el ojete. Que te lo digo yo.
– Ay, Felixín, que estoy en un sin vivir en mí con todo este jaleo cofradiero. Que todo salga bien, que mis niños triunfen en la procesión, que mis señoronas den una patada en el culo a la Unión Cofradiera esa, que la Tolerancia sea la gran protagonista, y un etcétera elevada a su más alto exponente. Amén… Y tú vístete de una puñetera vez, que vamos a llegar tarde y tienes que presentar las ofrendas en misa ante el nuevo señor obispo.
– Pues va a ser que no, tiíto. Que no me permiten llevar las ofrendas, por lo que me toca leer una epístola que es un rollo de tomo y lomo, tiíto. Una parrafada para dormirse, ya ves tú.
– Anda, coño, ¿y por qué regla de tres no puedes llevar tú las ofrendas al obispo?
– Cosas de la Unión Cofradiera y su séquito de curas. Que si las ofrendas las han de presentar una familia tradicional cristiana, que si nosotros desentonaríamos junto con los demás, que si un papá, una mamá, una parejita de hijos monos y educaditos ellos…
– ¡¡Y una polla como una olla!! – y ahí saltó la indignación que todo hombre debe llevar dentro – Tú y yo somos más familia que todos esos retrógrados juntos. Faltaría plus. Yo te he educado con todo el amor del mundo desde mi experiencia, mi visión del mundo y mi saber y mi cultura. Nunca te ha faltado nada, ni un trozo de pan que llevarte a la boca ni un día de escuela. Y siempre has ido limpio, aseado, repeinado y con la lección bien aprendida… ¿Quién dice que no somos una familia? Yo he sido para ti más padre que tu propio padre…
– Pues así están las cosas, tiíto. Que si tú y el Monchín, que Dios tenga en su Gloria, no erais precisamente lo que más me convenía, que si me ha faltado siempre no se qué modelo materno…
– ¿Modelo materno? ¿Una histérica pedorra, neurasténica y cacatúa? Los travestis del Luna Llena han sido tu mejor modelo materno. Que no se te olvide. Y puedes decirle a toda esa panda de analfabetos ignorantes que tú eres también hijo de Dios y que eres igual de digno que los demás para llevar ofrendas, leer epístolas o hasta para rascarte el culo en mitad de un sermón, que si más de uno hiciera también lo mismo, otro gallo le cantaría al clero. No te jode.
– A mí no me des ahora el cante con tus reivindicaciones. Que no digo yo que no sean de ley, pero que a mí me la traen al pairo. Que no quieren que lleve ofrendas, pues que les den viento fresco, que con sus piedras me hago mi pared y que no les necesito a ellos ni a sus lecciones sermoneantes para nada. Y que me voy a jugar a la play station ahorita mismo. Cuando acabes de planchar tu atuendo semana santero, me avisas. Hale. Ciao.
Pero qué pico que tiene mi Felixín, Dios mío. En fin, que ya me dieron la mañana desde bien temprano. Y es que la política de propagandear a los cuatro vientos eso de la Familia Tradicional me pareció desde sus inicios un petardo con tufillo a rancio. Vamos, un insulto mayúsculo e irrespetuoso hacia todos los que vivimos a nuestro antojo amando a quien nos dicta el corazón sin pararnos a pensar en las conveniencias, las tradiciones y las chorradas de los de siempre. Amar es eso, coño. No hacer un mecano en el que encajen todas las piezas sin necesidad de lubricantes. Y a buen entendedor…
de mi novela EN UN MUNDO NUEVO - LA DIVINA SORAYA, EPISODIO 2
(c) ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
EL BAILE DEL OTOÑO
Otoño, otra vez.
La pista de baile, lista para nuestro nuevo vals.
Aferrado al recuerdo.
Agarrado a un sentimiento que creía perdido.
Nadando contracorriente en la resaca de la memoria.
Mirándote y devorándote con el silencio…
Solo, de nuevo.
Vagando sobre el puente de aquel estanque que descubrí contigo.
Fotografiando cada poro de tu piel en mis ganas de volver a tu lado.
Dibujando en las noches con estrellas tu mirada en mi ventana.
Muriéndome de ganas por un regreso, un aliento…
Rasgar con tu voz este túnel en el que me adentro.
La oración al dios que pregona un mundo mejor.
Vestirme de día festivo para ir a la verbena.
Estrecharme a tu cintura y besar tu sonrisa.
Envolverme de la música que toca nuestra canción.
Un mundo juntos, una vida juntos, un sueño juntos.
Tú siendo yo en una historia de amor a nuestra medida.
El color naranja del crepúsculo que se cierne sobre mi soledad.
Las aves del lago, los niños que se acuestan pronto.
El aroma de nostalgia en las tardes de domingo.
El músico callejero que toca canciones tristes, como su vida,
como mis lágrimas, como mi silencio, como mi desamor,
como ese nombre tuyo que se lleva este viento del otoño.
Me levanto y me vuelvo hacia la melodía del cantautor.
Vidas deshechas y rotas como muñecas de cristal.
Ojos rasgados y enrojecidos como ese frágil motor
que todos llevamos dentro, con ritmos distintos,
con ansias distintas, con anhelos que suenan a adagio
en un intento por retornar a tu amor, ya perdido.
Y despliego mi cuerpo y cedo a mis pies el poder de decisión
sobre el ritmo de este baile solitario con el que sueño,
entrelazando nuestras manos, aferrados a la locura de querernos,
sintiéndonos dentro de nuestros cuerpos y
amándonos de nuevo con la pasión y el deseo
de aquella primera vez, lejana… y ya marchita.
Y al acabar el baile, al cesar la música, al callar el cantautor,
me despierto del sueño al que me arrastró tu recuerdo,
y le dedico a tu memoria un beso al anillo que te robé
en la última visita que hice a tu cuerpo:
el anillo que miro cada vez que me acuerdo de ti,
el anillo que llevo aferrado a mi corazón y mi alma.
El tesoro más preciado en esta época triste
y nostálgica que se llama otoño,
convertido en mi única pareja de baile.
Pero sólo hasta que vuelvas.
Pero sólo hasta que me sonrías de nuevo.
Pero sólo hasta que seas tú quien me despierte
del sueño que lleva tu nombre.
El nombre por el que todavía muero
en este baile perpetuo con tu memoria
y mi locura por volver a tenerte cerca.
Muy cerca…
La pista de baile, lista para nuestro nuevo vals.
Aferrado al recuerdo.
Agarrado a un sentimiento que creía perdido.
Nadando contracorriente en la resaca de la memoria.
Mirándote y devorándote con el silencio…
Solo, de nuevo.
Vagando sobre el puente de aquel estanque que descubrí contigo.
Fotografiando cada poro de tu piel en mis ganas de volver a tu lado.
Dibujando en las noches con estrellas tu mirada en mi ventana.
Muriéndome de ganas por un regreso, un aliento…
Rasgar con tu voz este túnel en el que me adentro.
La oración al dios que pregona un mundo mejor.
Vestirme de día festivo para ir a la verbena.
Estrecharme a tu cintura y besar tu sonrisa.
Envolverme de la música que toca nuestra canción.
Un mundo juntos, una vida juntos, un sueño juntos.
Tú siendo yo en una historia de amor a nuestra medida.
El color naranja del crepúsculo que se cierne sobre mi soledad.
Las aves del lago, los niños que se acuestan pronto.
El aroma de nostalgia en las tardes de domingo.
El músico callejero que toca canciones tristes, como su vida,
como mis lágrimas, como mi silencio, como mi desamor,
como ese nombre tuyo que se lleva este viento del otoño.
Me levanto y me vuelvo hacia la melodía del cantautor.
Vidas deshechas y rotas como muñecas de cristal.
Ojos rasgados y enrojecidos como ese frágil motor
que todos llevamos dentro, con ritmos distintos,
con ansias distintas, con anhelos que suenan a adagio
en un intento por retornar a tu amor, ya perdido.
Y despliego mi cuerpo y cedo a mis pies el poder de decisión
sobre el ritmo de este baile solitario con el que sueño,
entrelazando nuestras manos, aferrados a la locura de querernos,
sintiéndonos dentro de nuestros cuerpos y
amándonos de nuevo con la pasión y el deseo
de aquella primera vez, lejana… y ya marchita.
Y al acabar el baile, al cesar la música, al callar el cantautor,
me despierto del sueño al que me arrastró tu recuerdo,
y le dedico a tu memoria un beso al anillo que te robé
en la última visita que hice a tu cuerpo:
el anillo que miro cada vez que me acuerdo de ti,
el anillo que llevo aferrado a mi corazón y mi alma.
El tesoro más preciado en esta época triste
y nostálgica que se llama otoño,
convertido en mi única pareja de baile.
Pero sólo hasta que vuelvas.
Pero sólo hasta que me sonrías de nuevo.
Pero sólo hasta que seas tú quien me despierte
del sueño que lleva tu nombre.
El nombre por el que todavía muero
en este baile perpetuo con tu memoria
y mi locura por volver a tenerte cerca.
Muy cerca…
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
ADAGIO ESPAÑOL
Con motivo del estudio de la aprobación de la ley de matrimonios homosexuales en lugares como Portugal o en diversos estados de los EE.UU, os presento este Adagio Español, un montaje que recoge diversas instantáneas de la manifestación que se organizó en España en contra de las uniones entre gays y lesbianas, con el clero y diversos sectores de la política a la cabeza. Como contrapunto, diversas fotografías que recogen la contramanifestación que rechazaba dicha iniciativa de la Plataforma de la Familia.
Y es que, EL AMOR ES COSA DE DOS... Y NO LE IMPORTA NI A LA POLITICA NI A LA RELIGION.
Tal vez si aquellos que encabezaban la manifestación de Madrid se pararan a escuchar el último mandamiento de su profeta, este país iría mucho mejor.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
RESURRECCION
Me solté de aquella imagen clavada en lo más hondo de mi corazón,
te hablé con lágrimas de amor sincero,
quizá mentí al decirte a los ojos que ponía punto final,
pero ansiaba tanto esta resurrección…
Yo no estuve sólo tres días muerto por tu ausencia,
y no hubo pastores de Emaús a mi paso,
pero aquella tarde de arrecifes en Mataleñas
me aferré a tu cuerpo de una manera distinta:
vagando mi silencio en busca de un apóstol
incrédulo ante mi retorno que metiera la mano
en mi costado, en ese rincón oscuro
donde habitaste calladamente
en una sonrisa y una mirada
que me hizo comprender, tras mucho tiempo…
que sigo creyendo en el poder del amor.
Y ese Santo Tomás me mirará con lágrimas
a estos ojos míos también turbados por el descubrimiento
de encontrarte en mis entrañas, en todo mi ser
y mi persona vuelta a la vida…
Un pinchazo en la memoria y tu recuerdo,
un soplo de viento entre las rocas de aquel acantilado,
de ese mundo nuevo al que volveré cada vez
que te añore en mi paraíso de nostalgias,
y con un beso a las nubes que dibujan tu cuerpo
a modo de venganza de este destino cruel
y atormentado con los desenamorados,
pensaré en esta resurrección sin llanto ni amargura,
pues retornando a la vida de nuevo
recitaré al escribir en mis versos…
te espero para continuar diciéndote
que te quiero.
te hablé con lágrimas de amor sincero,
quizá mentí al decirte a los ojos que ponía punto final,
pero ansiaba tanto esta resurrección…
Yo no estuve sólo tres días muerto por tu ausencia,
y no hubo pastores de Emaús a mi paso,
pero aquella tarde de arrecifes en Mataleñas
me aferré a tu cuerpo de una manera distinta:
vagando mi silencio en busca de un apóstol
incrédulo ante mi retorno que metiera la mano
en mi costado, en ese rincón oscuro
donde habitaste calladamente
en una sonrisa y una mirada
que me hizo comprender, tras mucho tiempo…
que sigo creyendo en el poder del amor.
Y ese Santo Tomás me mirará con lágrimas
a estos ojos míos también turbados por el descubrimiento
de encontrarte en mis entrañas, en todo mi ser
y mi persona vuelta a la vida…
Un pinchazo en la memoria y tu recuerdo,
un soplo de viento entre las rocas de aquel acantilado,
de ese mundo nuevo al que volveré cada vez
que te añore en mi paraíso de nostalgias,
y con un beso a las nubes que dibujan tu cuerpo
a modo de venganza de este destino cruel
y atormentado con los desenamorados,
pensaré en esta resurrección sin llanto ni amargura,
pues retornando a la vida de nuevo
recitaré al escribir en mis versos…
te espero para continuar diciéndote
que te quiero.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
EL LUGAR DONDE YA NO SE PONE EL SOL
Homenaje a los gays y lesbianas ejecutados en países como Irán, país que se rige por la Ley Sharia que condena el sexo homosexual con la pena de muerte:
texto íntegro:
Anoche no me dejaron despedirme de ti; tú en tu celda, yo en la mía; tú en la penumbra de un mundo injusto; yo en la soledad de una tierra apagada; juntos, en el lugar donde ya no se pone el sol.
Nos separaron y nos torturaron. Un juego salvaje de burla e ignominia porque somos diferentes. Ayer, éramos una pareja de chicos adolescentes. Hoy, dos amantes heridos en su corazón a quienes les quitaron el último aliento del susurro de sus palabras de amor.
Nos separaron y nos torturaron. Un juego salvaje de burla e ignominia porque somos diferentes. Ayer, éramos una pareja de chicos adolescentes. Hoy, dos amantes heridos en su corazón a quienes les quitaron el último aliento del susurro de sus palabras de amor.
La aspereza de la soga acabó contigo físicamente. De mí, sólo dejaron ceniza y llanto. De tu vida, una vela apenas prendida en lo profundo de mi mirada; en la mía, un abismo terrible de amargura y dolor.
Un ángel me ha dicho que todo fue rápido, que quisieron colocarte una venda que tú rechazaste porque querías verme en tu recuerdo. Y en el último segundo, antes de la bofetada final, pronunciaste un nombre callado por los verdugos. El título de nuestra historia de amor.
Yo permití la venda porque ya estaba solo; porque sabía, a ciencia cierta, que tú la arrebatarías en el ascenso hacia tu alma. Y así fue. Tu sonrisa al estar de nuevo juntos fue el mejor comité de bienvenida.
Ahora, vivimos en un mundo nuevo donde ya no tenemos miedo a cogernos de la mano, a mirarnos a los ojos y a decirnos te quiero.
Pero tras la demostración de nuestro amor, no podemos evitar derramar una lágrima mientras contemplamos ese otro mundo anterior nuestro. Aquel lugar donde ya no se pone el sol para los que sienten, aman y mueren por ello.
Un ángel me ha dicho que todo fue rápido, que quisieron colocarte una venda que tú rechazaste porque querías verme en tu recuerdo. Y en el último segundo, antes de la bofetada final, pronunciaste un nombre callado por los verdugos. El título de nuestra historia de amor.
Yo permití la venda porque ya estaba solo; porque sabía, a ciencia cierta, que tú la arrebatarías en el ascenso hacia tu alma. Y así fue. Tu sonrisa al estar de nuevo juntos fue el mejor comité de bienvenida.
Ahora, vivimos en un mundo nuevo donde ya no tenemos miedo a cogernos de la mano, a mirarnos a los ojos y a decirnos te quiero.
Pero tras la demostración de nuestro amor, no podemos evitar derramar una lágrima mientras contemplamos ese otro mundo anterior nuestro. Aquel lugar donde ya no se pone el sol para los que sienten, aman y mueren por ello.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2007 - 2008
EL ESPECTACULO DEBE CONTINUAR (aunque sea sin ti)
Yo sólo quería cogerte de la mano y no soltarme jamás,
navegar a tu lado en este mar de miradas anhelantes,
sentirte de nuevo, adentrarme en tu cuerpo,
hacerte mía en un solo gesto de amor renovado.
Tan sólo deseaba que fuéramos felices en un nuevo mundo,
esquivar los reproches de aquella primera parte
que tanto daño nos hizo por inexpertos,
y olvidar aquel telón que cayó como cae el acero.
Pero te dejé partir, ascender sola a tu morada
mientras yo caía en el consuelo de las palabras amigas
que no comprendían ese inmenso amor
por tu persona y tu nombre, por
protegerte en tus noches de soledad y pesadilla…
Por continuar en este juego a quererte.
No querías un novio poeta…
pero seguiré escribiendo versos en este espectáculo
de recitales y sombras, de luces tenues de velas
que alumbran el sendero oscuro
donde me adentro al recordarte en cada palabra,
en cada rima que alumbra tu mirada,
en este viaje que es mi patético intento
por continuar en un sendero incierto
donde no hay olvido ni manos tendidas…
porque naufrago en la sombra de esta
historia de amor en la que me adentro…
aunque ya sea sin ti a mi lado.
navegar a tu lado en este mar de miradas anhelantes,
sentirte de nuevo, adentrarme en tu cuerpo,
hacerte mía en un solo gesto de amor renovado.
Tan sólo deseaba que fuéramos felices en un nuevo mundo,
esquivar los reproches de aquella primera parte
que tanto daño nos hizo por inexpertos,
y olvidar aquel telón que cayó como cae el acero.
Pero te dejé partir, ascender sola a tu morada
mientras yo caía en el consuelo de las palabras amigas
que no comprendían ese inmenso amor
por tu persona y tu nombre, por
protegerte en tus noches de soledad y pesadilla…
Por continuar en este juego a quererte.
No querías un novio poeta…
pero seguiré escribiendo versos en este espectáculo
de recitales y sombras, de luces tenues de velas
que alumbran el sendero oscuro
donde me adentro al recordarte en cada palabra,
en cada rima que alumbra tu mirada,
en este viaje que es mi patético intento
por continuar en un sendero incierto
donde no hay olvido ni manos tendidas…
porque naufrago en la sombra de esta
historia de amor en la que me adentro…
aunque ya sea sin ti a mi lado.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
PREVIEW "El lugar donde ya no se pone el sol"
Os presento un pequeño adelanto de mi próximo estreno "El lugar donde ya no se pone el sol", un vídeo de siete minutos y medio que es todo un homenaje a los homosexuales ejecutados por sus gobiernos en todo el mundo.
The dancer, mi último descubrimiento, me acompaña interpretando el papel de El Angel Blanco en este monólogo que cuenta la historia de una pareja de novios que son ejecutados en Irán.
Con maquillaje de Maru Dañobeitia, y asistido técnicamente por Carlos Albarrán y Rux, mi nuevo compromiso con el ser humano está prácticamente servido.
El sábado 13, gran estreno.
Espero que las fotos del making-off sean de vuestro agrado.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
RECITAL DE POESIA: SOMBRAS
Os presento el último vídeo realizado con motivo del recital de poesía que ofrecí el pasado 26 de abril en el Café El Boliche (Torrelavega), dentro del ciclo "Primavera de poesía", que organizó la Asociación Cultural Absenta.
El vídeo recoge el momento en que recito "Sombras", uno de mis poemas predilectos sobre la nostalgia y el amor perdido, texto que sirvió de base para uno de mis montajes fotográficos más valorados en el Canal You Tube.
Espero que os guste.
http://www.youtube.com/watch?v=fRYfgfXE-m4ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
LLAMADA EN ESPERA
Mientras duermes la resaca de la soledad,
yo recorro aquel lugar por donde paseábamos juntos.
Mientras naufragas en el alcohol de mi abandono,
mi nudo en la garganta lleva tu nombre.
Mientras deambulas por tu pequeño salón,
yo voy a la deriva por esta inmensidad desértica.
Mientras te hundes en lágrimas de desamor,
yo te nombro en el silencio de mis abrazos.
Mientras te lanzas despierta a la calle,
voy a por ti a través de esta distancia.
Mientras te echo de menos,
algo crece más rápido en mi corazón.
Mientras aguardo tu llamada,
voy dictando a las nubes mi nuevo poema de amor.
Mientras compruebo que ya no llegas,
le pido al dios del viento que te lo lleve en forma de huracán.
Mientras soy yo quien llora ahora,
tú preguntas: "¿por qué me dejaste?".
Mientras me bebo esta nueva soledad,
le pido al barman tres piedras de hielo.
Mientras se consumen...
vuelvo a nombrarte de nuevo.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
EL PLAGIADOR QUE SE LLEVO EL VIENTO: JP SANCHEZ
Hoy es un día para celebrar una gran noticia:
el plagiador profesional JP Sánchez, insolente donde los haya y que tuvo la osadía de plagiar mi relato "La aparición del difunto marido", perteneciente a mi próxima novela "En un mundo nuevo, la Divina Soraya - Episodio 2", ha visto cómo sus "obras literarias" han sido fulminantemente retiradas de la editorial de internet bubok.com, donde los interesados podían comprarlas on-line.
No sólo me plagió a mí, sino a un montón de escritores de habla hispana de toda Sudamérica, quienes alzamos nuestras voces críticas ante el aprovechamiento de nuestras obras en su propio beneficio.
En el enlace que os detallo más abajo, sabréis todo lo ocurrido desde que hace días, una de mis incondicionales de Argentina me alertó del plagio a una de mis obras, ya publicada en Canal Literatura.
Es sin duda, una grata noticia que celebraré como os tengo acostumbrados: tirando la casa por la ventana en mi próximo trabajo audiovisual en el Canal You Tube.
Este es el enlace, esta es mi victoria y el reconocimiento a los verdaderos autores que vemos cómo indeseables de toda condición, se aprovechan de nuestro trabajo para lucrarse de manera nada profesional.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
LA SIRENA DE LA CALLE CUBO
Se la podía ver todas las mañanas en los aledaños de la calle Cubo, rodeada de bolsas de plástico donde llevaba todas sus pertenencias, con la mirada perdida en el recuerdo y el pasado, y un sempiterno cigarrillo en la comisura de los labios. Y silencio. Siempre rodeada de silencio.
Dicen quienes llegaron a conocerla en sus buenos tiempos, que había sido musa de un poeta torturado y decadente, maldito en sus escritos y reflejo de la tristeza de muchos… Un pigmalión oscuro cuyo único éxito había sido el haber creado al personaje por el que aquella vagabunda sería siempre recordada. “La Sirena de la calle Cubo” fue el nombre que superó a la persona, devoró a su creador, y se instaló en la memoria de los lectores taciturnos de los cafés de luces oscuras y pianola como música de fondo.
Los cinéfilos la comparaban con la gitana de “Sed de mal”, la obra maestra de Welles; los más intelectuales, con la musa de Dante o del propio Leonardo; los compositores, realizaban sus nocturnos a través de los versos que ella había inspirado; los transformistas la imitaban sobre sus escenarios, ante miradas atónitas que naufragaban entre copas sucias y alientos jadeantes…
Y el recuerdo se hizo silencio con los años… anclado en la memoria de la muerte de su poeta, quien la había abandonado prometiéndole un amor eterno envuelto en mil caricias certeras a su corazón y su mirada. Un Poeta Yacente sobre la superficie de la bahía, cuyo cuerpo flotaba junto a sus últimos versos incompletos: “el mundo no me ha dejado que te demuestre lo mucho que fuiste para mí, mi aurora boreal, mi todo y mi sueño de amor, mi inspiración eterna, mi mejor poema…”
El agua que acabó con su mentor, se hizo lágrimas en lo profundo de su corazón, empapando su mirada y su voz hasta la afonía y la melancolía…
Tuvo un perrillo al que paseaba de noche por los jardines Pereda; una mirada de reojo que se escapaba hacia el paseo marítimo, y muchos gatos en su última habitación alquilada. Fue desahuciada por caseros y médicos, por amigos y admiradores que se alejaban de esa persona estrafalaria que paseaba su mundo y su escasa ropa en bolsas de plástico por toda la ciudad… Por todos menos por un nuevo poeta, que llorando un amor perdido por esos mismos jardines, reconoció en aquella mirada silenciosa a la musa por excelencia de sus versos favoritos. “Tú eres la Sirena de la calle Cubo”, le dijo. “Y tú otra alma errante que camina sobre lágrimas sin sostenerse apenas” contestó ella.
Y ante dos cafés en un local de madrugada, se contaron sus vidas y sus desamores, sus escasos aciertos y sus constantes fracasos, el tiempo que hacía que un espejo no les desvolvía una sonrisa tímida o cómo el cero a la izquierda llevaba sus nombres y apellidos.
“La Sirena de la calle Cubo” murió en la cama de ese nuevo poeta, en el lado que él reservaba siempre a su recuerdo y a aquella personita especial que había desparecido recientemente de su vida. Y mientras miraba aquel rostro inerte, con los ojos abiertos aún posándose en su recuerdo y su silencio, el joven musitó unas breves palabras antes de besarla en los labios:
“Después de todo, el Cielo me está dando la razón mientras mi cuerpo se hunde en el mar de la bahía… Su luz me dice que ha entendido el inmenso amor que sentí por ti…”
Dicen quienes llegaron a conocerla en sus buenos tiempos, que había sido musa de un poeta torturado y decadente, maldito en sus escritos y reflejo de la tristeza de muchos… Un pigmalión oscuro cuyo único éxito había sido el haber creado al personaje por el que aquella vagabunda sería siempre recordada. “La Sirena de la calle Cubo” fue el nombre que superó a la persona, devoró a su creador, y se instaló en la memoria de los lectores taciturnos de los cafés de luces oscuras y pianola como música de fondo.
Los cinéfilos la comparaban con la gitana de “Sed de mal”, la obra maestra de Welles; los más intelectuales, con la musa de Dante o del propio Leonardo; los compositores, realizaban sus nocturnos a través de los versos que ella había inspirado; los transformistas la imitaban sobre sus escenarios, ante miradas atónitas que naufragaban entre copas sucias y alientos jadeantes…
Y el recuerdo se hizo silencio con los años… anclado en la memoria de la muerte de su poeta, quien la había abandonado prometiéndole un amor eterno envuelto en mil caricias certeras a su corazón y su mirada. Un Poeta Yacente sobre la superficie de la bahía, cuyo cuerpo flotaba junto a sus últimos versos incompletos: “el mundo no me ha dejado que te demuestre lo mucho que fuiste para mí, mi aurora boreal, mi todo y mi sueño de amor, mi inspiración eterna, mi mejor poema…”
El agua que acabó con su mentor, se hizo lágrimas en lo profundo de su corazón, empapando su mirada y su voz hasta la afonía y la melancolía…
Tuvo un perrillo al que paseaba de noche por los jardines Pereda; una mirada de reojo que se escapaba hacia el paseo marítimo, y muchos gatos en su última habitación alquilada. Fue desahuciada por caseros y médicos, por amigos y admiradores que se alejaban de esa persona estrafalaria que paseaba su mundo y su escasa ropa en bolsas de plástico por toda la ciudad… Por todos menos por un nuevo poeta, que llorando un amor perdido por esos mismos jardines, reconoció en aquella mirada silenciosa a la musa por excelencia de sus versos favoritos. “Tú eres la Sirena de la calle Cubo”, le dijo. “Y tú otra alma errante que camina sobre lágrimas sin sostenerse apenas” contestó ella.
Y ante dos cafés en un local de madrugada, se contaron sus vidas y sus desamores, sus escasos aciertos y sus constantes fracasos, el tiempo que hacía que un espejo no les desvolvía una sonrisa tímida o cómo el cero a la izquierda llevaba sus nombres y apellidos.
“La Sirena de la calle Cubo” murió en la cama de ese nuevo poeta, en el lado que él reservaba siempre a su recuerdo y a aquella personita especial que había desparecido recientemente de su vida. Y mientras miraba aquel rostro inerte, con los ojos abiertos aún posándose en su recuerdo y su silencio, el joven musitó unas breves palabras antes de besarla en los labios:
“Después de todo, el Cielo me está dando la razón mientras mi cuerpo se hunde en el mar de la bahía… Su luz me dice que ha entendido el inmenso amor que sentí por ti…”
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
TELON
Utilizando el famoso tema musical "Historia de un amor", interpretado en esta ocasión por Ana Gabriel, os presento un paseo por las distintas historias de amor que pueblan NOCTURNOS: la de la prostituta de "La mujer de la noche", el gay adolescente de "El joven chapero", la historia tormentosa de "Amor roto", la solitaria de "La mujer sin luz", la idealizada de "Tu nombre es Tentación"... y todo ello, con un sabor a final agridulce.
El texto forma parte de mi poema "Soy":
Soy ese amante perdido que busca una vida a la que amar,
una mano tendida para quien la quiera acariciar,
un pobre desgraciado que, sin ti, no sabe querer.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
EL POETA QUE SURCA EL ARCO IRIS SORTEANDO LAS NUBES NEGRAS QUE PRESAGIAN TORMENTA
Me he convertido en el vagabundo errante
que surca mil senderos de búsqueda por el abandono,
por el escaso fuego de una pasión repleta de silencios,
de palabras furtivas que naufragan
bajo la luz de la luna, reflejada en mi ventana.
Me he transformado en una sombra torturada
por el recuerdo de tu mirada llorosa al decirte
que todo ya se acababa, que mi mano tendida
quedaba sola, a la deriva entre las sábanas
aún calientes por tu recuerdo.
Lo triste no está en que no te quieran,
sino en que no te devuelvan un sentimiento,
un guiño cómplice de pareja, de compañera,
de sonrisa sincera al compartir un abrazo,
un viaje astral al fondo de nuestra quimera.
Soy de nuevo un poeta que surca el arco iris
sorteando las nubes negras que presagian tormenta,
que se miente al no volver a verte, pues se muere
por encadenarse a tu cuerpo de nuevo y no soltarse,
y atarse de por vida, para siempre…
Y mientras te anhelo, camino bajo cipreses
amparado en el triste consuelo de respirar todo
aquello que tú respiras, de ver, sentir, mirar y tocar
todo aquello que tú ves, sientes, miras y tocas al recorrer
esta inmensidad con tu propia soledad impuesta.
Yo, mientras, te sigo a distancia por este túnel
que arrebató la ilusión en nuestra historia de amor,
y lo hago sin respirar apenas para que mi aliento
no desbarate las cenizas que permanecen en el fondo,
donde yacen las letras de este poeta…
el poeta que escribe sus versos más tristes
con la inspiración puesta en lo que fuimos,
lo que sentimos mientras estuvimos juntos
en un breve viaje de idas y venidas, ausencias
y llamadas en espera sin contestar.
Sólo al final de este poema iluminado por la luna
se contempla la imperiosa necesidad de que vuelvas,
de que te matricules en septiembre en la escuela del amor,
y que sepas responder a un abrazo, un beso, una mirada,
un silencio… a los versos de este poeta
que surca el arco iris intentando,
sin éxito alguno,
sortear las nubes que presagian tormenta
en forma de tu nombre y tu persona,
tu recuerdo… y tu mirada al decirme,
entre lágrimas… “no te vayas”.
PD.
SIGO AQUÍ.
que surca mil senderos de búsqueda por el abandono,
por el escaso fuego de una pasión repleta de silencios,
de palabras furtivas que naufragan
bajo la luz de la luna, reflejada en mi ventana.
Me he transformado en una sombra torturada
por el recuerdo de tu mirada llorosa al decirte
que todo ya se acababa, que mi mano tendida
quedaba sola, a la deriva entre las sábanas
aún calientes por tu recuerdo.
Lo triste no está en que no te quieran,
sino en que no te devuelvan un sentimiento,
un guiño cómplice de pareja, de compañera,
de sonrisa sincera al compartir un abrazo,
un viaje astral al fondo de nuestra quimera.
Soy de nuevo un poeta que surca el arco iris
sorteando las nubes negras que presagian tormenta,
que se miente al no volver a verte, pues se muere
por encadenarse a tu cuerpo de nuevo y no soltarse,
y atarse de por vida, para siempre…
Y mientras te anhelo, camino bajo cipreses
amparado en el triste consuelo de respirar todo
aquello que tú respiras, de ver, sentir, mirar y tocar
todo aquello que tú ves, sientes, miras y tocas al recorrer
esta inmensidad con tu propia soledad impuesta.
Yo, mientras, te sigo a distancia por este túnel
que arrebató la ilusión en nuestra historia de amor,
y lo hago sin respirar apenas para que mi aliento
no desbarate las cenizas que permanecen en el fondo,
donde yacen las letras de este poeta…
el poeta que escribe sus versos más tristes
con la inspiración puesta en lo que fuimos,
lo que sentimos mientras estuvimos juntos
en un breve viaje de idas y venidas, ausencias
y llamadas en espera sin contestar.
Sólo al final de este poema iluminado por la luna
se contempla la imperiosa necesidad de que vuelvas,
de que te matricules en septiembre en la escuela del amor,
y que sepas responder a un abrazo, un beso, una mirada,
un silencio… a los versos de este poeta
que surca el arco iris intentando,
sin éxito alguno,
sortear las nubes que presagian tormenta
en forma de tu nombre y tu persona,
tu recuerdo… y tu mirada al decirme,
entre lágrimas… “no te vayas”.
PD.
SIGO AQUÍ.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
DESOBEDECE A LAS GUERRAS
Anoche en el Café Bolero, mientras hablaba de amor con un "alguien" que me ocupa el corazón desde hace unos meses, hubo un momento de esos de "silencio explícito" tan elocuente y pleno de significado que tanto se da en las parejas. Lo aproveché mirando los diversos carteles que había colgados por las paredes del local, y uno me llamó poderosamente la atención: el dibujo de un tanque con una leyenda resaltada en negrita:
"DESOBEDECE A LAS GUERRAS - LOS EJERCITOS NO DEFIENDEN LA PAZ".
Coincidiendo con el actual conflicto Georgia-Rusia, aprovecho la ocasión para volver a posicionarme a favor del ser humano que sufre las consecuencias de la política y el egoísmo de sus dignatarios.
EL SOLDADO RASO ES EL QUE MUERE.
EL GENERAL ES EL QUE CARGA CON LAS MEDALLAS.
Este es el pensamiento que quiero compartir contigo en estas líneas.
Después, tras abandonar el Café Bolero, cogido de la mano de esa personita especial, el amor siguió entre nosotros.
Mi corazón me seguía a distancia.
Se quedaba unos pasos atrás, reconfortando en espíritu a quienes entierran a sus muertos, independientemente de la frontera en donde habiten.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
CARTA DE LA SECCION ESPAÑOLA DE AMNISTIA INTERNACIONAL
Hola, querido Isidro:
Quiero informarte, con una enorme alegría, que la magistratura iraní ha anunciado la suspensión de las ejecuciones por lapidación en Irán. Aunque las condenas a lapidación ya han sido conmutadas, estaremos vigilando para que la suspensión sea efectiva.
Te escribo para agradecerte tu tiempo, tu firma y tu humanidad. Juntos, hemos contribuido a que sea posible eliminar una de las prácticas más bárbaras, crueles y degradantes de asesinar a un ser humano.
Pero también, con este gran paso, hemos demostrado, una vez más, que la suma de pequeñas acciones pacíficas de miles de personas es útil para construir un mundo mejor: ¡eso es Amnistía Internacional!.
Aún tenemos muchos retos sobre los que trabajar y muchas injusticias que combatir, como por ejemplo, la ejecución de dos menores para la que pedíamos tu firma la semana pasada. La experiencia nos dice que cuantos más seamos, más fuerza tendremos para conseguir, lo antes posible, hacer del mundo un lugar mejor donde vivir. Ésta es nuestra oportunidad.
Un fuerte abrazo y mi agradecimiento de todo corazón,
Esteban Beltrán
Director – Amnistía Internacional
Sección Española
MAS INFORMACION SOBRE LAS CAMPAÑAS CONTRA LA PENA DE MUERTE EN EL MUNDO
NUESTRA ULTIMA NOCHE
Utilizando la canción por excelencia sobre la soledad, "Ne me quitte pas", interpretada por el mayor mito de la historia del cine, Marlene Dietrich, os presento "Nuestra última noche", una serie de fotografías artísticas de desnudos con un marcado acento gay, que me sirven para hilar una triste historia de amor y desesperación entre dos amantes, y que finalmente acabará en tragedia.
El lamento lo pone mi poema "Mi último deseo":
Concédeme una última noche de amor,
el tenerte en mis brazos de nuevo,
y saber que tú y yo volveremos a ser el estribillo
de la canción más hermosa que nadie haya oído jamás.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
SEMAFORO EN ROJO
Cuerpos taciturnos tras la jornada laboral
en un coche rumbo al descanso
a lo largo de un sendero de semáforos en rojo.
Silencios que comentan y divagan en miradas
a través del espejo retrovisor, que les da la razón
en eso de que los días tienen su punto final.
Un “hasta mañana” en la primera remesa
de abandonos hacia las cuatro paredes de
un territorio propio e inhóspito.
El pasado que nunca será presente, y un presente,
que se asemeja cada día más a ese pretérito
lejano y marchito en el álbum de la memoria.
La mirada furtiva y cristalina que continúa en el coche
que camina por ese sendero de semáforos en rojo,
de esperas de segundos que parecen horas.
Las ojeras que se resaltan en el rostro
del escultor de la madrugada, en busca de otro trabajo
con que pagar la renta, el agua, la luz…
La canción que suena en la radio del coche,
que transporta sin peaje alguno a una tímida sonrisa
por un recuerdo de un mundo de color azul.
Y otro semáforo en rojo.
Y viandantes que cruzan ante sus ojos.
Y paraguas que se abren ante la lluvia incipiente.
Y otra clase de cuerpos que viajan con idéntico destino.
Y silencios, muchos silencios en cada mirada.
Un pitillo que se prende en el lado del copiloto.
Una sonrisa cómplice que asiente.
Una luz verde que le aproxima a su hogar.
Un “gracias por traerme una vez más”.
Y carga sus bolsas de uniformes y compras para la cena.
Y un claxon que le devuelve el saludo.
La puerta del portal, que se cierra bruscamente tras su cuerpo
derrotado pero con aliento para continuar.
Y otro semáforo en rojo,
que no es más que la continua metáfora
de esta vida con alma de arpía fogosa y ardiente
que devora cadáveres laborales
hasta en los días de fiesta nacional.
Y silencio…
y unos segundos después…
por fin la luz verde…
¿Hacia dónde?
en un coche rumbo al descanso
a lo largo de un sendero de semáforos en rojo.
Silencios que comentan y divagan en miradas
a través del espejo retrovisor, que les da la razón
en eso de que los días tienen su punto final.
Un “hasta mañana” en la primera remesa
de abandonos hacia las cuatro paredes de
un territorio propio e inhóspito.
El pasado que nunca será presente, y un presente,
que se asemeja cada día más a ese pretérito
lejano y marchito en el álbum de la memoria.
La mirada furtiva y cristalina que continúa en el coche
que camina por ese sendero de semáforos en rojo,
de esperas de segundos que parecen horas.
Las ojeras que se resaltan en el rostro
del escultor de la madrugada, en busca de otro trabajo
con que pagar la renta, el agua, la luz…
La canción que suena en la radio del coche,
que transporta sin peaje alguno a una tímida sonrisa
por un recuerdo de un mundo de color azul.
Y otro semáforo en rojo.
Y viandantes que cruzan ante sus ojos.
Y paraguas que se abren ante la lluvia incipiente.
Y otra clase de cuerpos que viajan con idéntico destino.
Y silencios, muchos silencios en cada mirada.
Un pitillo que se prende en el lado del copiloto.
Una sonrisa cómplice que asiente.
Una luz verde que le aproxima a su hogar.
Un “gracias por traerme una vez más”.
Y carga sus bolsas de uniformes y compras para la cena.
Y un claxon que le devuelve el saludo.
La puerta del portal, que se cierra bruscamente tras su cuerpo
derrotado pero con aliento para continuar.
Y otro semáforo en rojo,
que no es más que la continua metáfora
de esta vida con alma de arpía fogosa y ardiente
que devora cadáveres laborales
hasta en los días de fiesta nacional.
Y silencio…
y unos segundos después…
por fin la luz verde…
¿Hacia dónde?
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
NOCHE TRISTE
Acuérdate de aquellas noches de poemas y estrellas,
en las que el recitar al corazón era nuestra fórmula mágica,
y donde la música increscendo era la señal de alarma
de fuego en nuestro juego de pasión.
Rasguea en la guitarra de nuestra historia de amor
la melodía que llevaba nuestro nombre,
en un título inspirado por musas y cupido,
musitado a lo más hondo de tu corazón…
Rememora en esta noche triste lo que fuimos
y lo que nos perderemos al no conjugar el tiempo futuro,
y evoca el suspiro tras tus ojos cerrados,
tu boca dibujando una sonrisa de placer,
el hospedaje a pensión completa de tu cuerpo
y las mejores vistas de tu mirada…
en esta noche triste donde los ángeles
me acercan al país donde habitas,
lejos de este poeta solitario y abandonado.
en las que el recitar al corazón era nuestra fórmula mágica,
y donde la música increscendo era la señal de alarma
de fuego en nuestro juego de pasión.
Rasguea en la guitarra de nuestra historia de amor
la melodía que llevaba nuestro nombre,
en un título inspirado por musas y cupido,
musitado a lo más hondo de tu corazón…
Rememora en esta noche triste lo que fuimos
y lo que nos perderemos al no conjugar el tiempo futuro,
y evoca el suspiro tras tus ojos cerrados,
tu boca dibujando una sonrisa de placer,
el hospedaje a pensión completa de tu cuerpo
y las mejores vistas de tu mirada…
en esta noche triste donde los ángeles
me acercan al país donde habitas,
lejos de este poeta solitario y abandonado.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
EL MAESTRO DE CEREMONIAS (montaje audiovisual)
Utilizando el aria "Payaso" de la ópera "I plagiacci", que Ruggero Leoncavallo compusiera a finales del siglo XIX, os presento mi nuevo montaje, esta vez realizado en torno a mi personaje Maestro de Ceremonias y el texto que escribí en su día y que me sirve, actualmente, como telón a mis recitales de poesía.
Con unas imágenes extraídas de mis anteriores trabajos "El vals de los muñecos de trapo", "El poeta nocturno", "El sueño de las musas" y el promocional "Np3", junto con alguna inédita, esta nueva historia gira alrededor de un personaje solitario embarcado en un ideal de amor.
Espero que sea de vuestro agrado.
clip Maestro de Ceremonias:
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
CREPUSCULOS
Cuenta la leyenda que el príncipe del amor, mientras aguardaba a su princesa, le cantaba todas las noches a las estrellas... Sólo así, su luz le guiaría por el sendero que llevaba hasta su alcoba.
Una metáfora sobre la soledad y la decadencia, encarnada en once personajes que se buscan en la distancia a través de sus propias miserias, y que no son mas que "hojas secas de otoño que el viento arrastra hacia un abismo de crepúsculos".
El tema musical "Where the streets have no name", interpretado por U2, pone la banda sonora.
clip CREPUSCULOS: http://www.youtube.com/watch?v=eT7v1PzTYUg
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
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