Me solté de aquella imagen clavada en lo más hondo de mi corazón,
te hablé con lágrimas de amor sincero,
quizá mentí al decirte a los ojos que ponía punto final,
pero ansiaba tanto esta resurrección…
Yo no estuve sólo tres días muerto por tu ausencia,
y no hubo pastores de Emaús a mi paso,
pero aquella tarde de arrecifes en Mataleñas
me aferré a tu cuerpo de una manera distinta:
vagando mi silencio en busca de un apóstol
incrédulo ante mi retorno que metiera la mano
en mi costado, en ese rincón oscuro
donde habitaste calladamente
en una sonrisa y una mirada
que me hizo comprender, tras mucho tiempo…
que sigo creyendo en el poder del amor.
Y ese Santo Tomás me mirará con lágrimas
a estos ojos míos también turbados por el descubrimiento
de encontrarte en mis entrañas, en todo mi ser
y mi persona vuelta a la vida…
Un pinchazo en la memoria y tu recuerdo,
un soplo de viento entre las rocas de aquel acantilado,
de ese mundo nuevo al que volveré cada vez
que te añore en mi paraíso de nostalgias,
y con un beso a las nubes que dibujan tu cuerpo
a modo de venganza de este destino cruel
y atormentado con los desenamorados,
pensaré en esta resurrección sin llanto ni amargura,
pues retornando a la vida de nuevo
recitaré al escribir en mis versos…
te espero para continuar diciéndote
que te quiero.
te hablé con lágrimas de amor sincero,
quizá mentí al decirte a los ojos que ponía punto final,
pero ansiaba tanto esta resurrección…
Yo no estuve sólo tres días muerto por tu ausencia,
y no hubo pastores de Emaús a mi paso,
pero aquella tarde de arrecifes en Mataleñas
me aferré a tu cuerpo de una manera distinta:
vagando mi silencio en busca de un apóstol
incrédulo ante mi retorno que metiera la mano
en mi costado, en ese rincón oscuro
donde habitaste calladamente
en una sonrisa y una mirada
que me hizo comprender, tras mucho tiempo…
que sigo creyendo en el poder del amor.
Y ese Santo Tomás me mirará con lágrimas
a estos ojos míos también turbados por el descubrimiento
de encontrarte en mis entrañas, en todo mi ser
y mi persona vuelta a la vida…
Un pinchazo en la memoria y tu recuerdo,
un soplo de viento entre las rocas de aquel acantilado,
de ese mundo nuevo al que volveré cada vez
que te añore en mi paraíso de nostalgias,
y con un beso a las nubes que dibujan tu cuerpo
a modo de venganza de este destino cruel
y atormentado con los desenamorados,
pensaré en esta resurrección sin llanto ni amargura,
pues retornando a la vida de nuevo
recitaré al escribir en mis versos…
te espero para continuar diciéndote
que te quiero.
ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario