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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

LA SIRENA DE LA CALLE CUBO


Se la podía ver todas las mañanas en los aledaños de la calle Cubo, rodeada de bolsas de plástico donde llevaba todas sus pertenencias, con la mirada perdida en el recuerdo y el pasado, y un sempiterno cigarrillo en la comisura de los labios. Y silencio. Siempre rodeada de silencio.
Dicen quienes llegaron a conocerla en sus buenos tiempos, que había sido musa de un poeta torturado y decadente, maldito en sus escritos y reflejo de la tristeza de muchos… Un pigmalión oscuro cuyo único éxito había sido el haber creado al personaje por el que aquella vagabunda sería siempre recordada. “La Sirena de la calle Cubo” fue el nombre que superó a la persona, devoró a su creador, y se instaló en la memoria de los lectores taciturnos de los cafés de luces oscuras y pianola como música de fondo.
Los cinéfilos la comparaban con la gitana de “Sed de mal”, la obra maestra de Welles; los más intelectuales, con la musa de Dante o del propio Leonardo; los compositores, realizaban sus nocturnos a través de los versos que ella había inspirado; los transformistas la imitaban sobre sus escenarios, ante miradas atónitas que naufragaban entre copas sucias y alientos jadeantes…
Y el recuerdo se hizo silencio con los años… anclado en la memoria de la muerte de su poeta, quien la había abandonado prometiéndole un amor eterno envuelto en mil caricias certeras a su corazón y su mirada. Un Poeta Yacente sobre la superficie de la bahía, cuyo cuerpo flotaba junto a sus últimos versos incompletos: “el mundo no me ha dejado que te demuestre lo mucho que fuiste para mí, mi aurora boreal, mi todo y mi sueño de amor, mi inspiración eterna, mi mejor poema…”
El agua que acabó con su mentor, se hizo lágrimas en lo profundo de su corazón, empapando su mirada y su voz hasta la afonía y la melancolía…
Tuvo un perrillo al que paseaba de noche por los jardines Pereda; una mirada de reojo que se escapaba hacia el paseo marítimo, y muchos gatos en su última habitación alquilada. Fue desahuciada por caseros y médicos, por amigos y admiradores que se alejaban de esa persona estrafalaria que paseaba su mundo y su escasa ropa en bolsas de plástico por toda la ciudad… Por todos menos por un nuevo poeta, que llorando un amor perdido por esos mismos jardines, reconoció en aquella mirada silenciosa a la musa por excelencia de sus versos favoritos. “Tú eres la Sirena de la calle Cubo”, le dijo. “Y tú otra alma errante que camina sobre lágrimas sin sostenerse apenas” contestó ella.
Y ante dos cafés en un local de madrugada, se contaron sus vidas y sus desamores, sus escasos aciertos y sus constantes fracasos, el tiempo que hacía que un espejo no les desvolvía una sonrisa tímida o cómo el cero a la izquierda llevaba sus nombres y apellidos.
La Sirena de la calle Cubo” murió en la cama de ese nuevo poeta, en el lado que él reservaba siempre a su recuerdo y a aquella personita especial que había desparecido recientemente de su vida. Y mientras miraba aquel rostro inerte, con los ojos abiertos aún posándose en su recuerdo y su silencio, el joven musitó unas breves palabras antes de besarla en los labios:
“Después de todo, el Cielo me está dando la razón mientras mi cuerpo se hunde en el mar de la bahía… Su luz me dice que ha entendido el inmenso amor que sentí por ti…”

ISIDRO R. AYESTARAN, 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso. Enhorabuena de verdad. Me ha embrujado este texto.
Gracias.

Anónimo dijo...

Sí, a mí también me ha emocionado este texto. Está escrito con una belleza infinita y un sigilo admirable. Historias tristes que deambulan por nuestras calles como un fantasma herido de desamor y soledad.
Enhorabuena