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ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

PROLOGO PARA "PALOMA NEGRA"


Aquella tarde había acompañado a Miguel al ensayo general de la obra teatral en la que tenía una pequeña participación, y que preparaban los del Círculo Cultural "Amigos de Chavela", basándose en las letras de sus desgarradores boleros. Y no dejaba de ser curioso el que Chavela volviese a tener algo que ver con todo lo relacionado con mi vida, y con la de Miguel, que no dejaba de formar parte importante de la mía, pese a que en aquellos días le tenía enfadado porque hacía tiempo que no le daba a él la misma importancia que parecía sí darle a Natalia. Por eso, confiaba en que al acompañarle a su ensayo las aguas volvieran a su cauce.

En el escenario del salón de actos reinaba la oscuridad más penetrante y fría que yo pudiera recordar. Un único cañón de luz iluminó aquello tras unos instantes, y comenzó a aparecer una nube de humo a la vez que sonaba el rasgueo lejano de una guitarra.

En el centro del escenario apareció una de las actrices, Lucía, vestida con una túnica blanca que transparentaba todo su cuerpo y con una lágrima negra pintada en su mejilla izquierda. En un momento dado, recitó uno de los boleros de Chavela mientras tres chicos del Círculo, vestidos con túnicas negras y con la lágrima pintada en sus rostros, danzaban alrededor suyo.

Recuerdo cómo la voz rota de Lucía llegaba hasta lo más profundo de mi corazón, y que incluso sentí algo especial en mis latidos, algo parecido a la misma angustia que ella transmitía con su manera de recitar la triste canción.

Somos un sueño imposible que busca la noche,

para olvidarse del tiempo, del mundo y de todo,

somos en nuestra quimera doliente y querida,

dos hojas que el viento juntó en el otoño...

Somos dos seres en uno que amando se mueren,

para guardar en secreto lo mucho que quieren,

pero qué importa la vida con esta separación,

somos dos gotas de llanto en una canción...

Miguel hizo su aparición vestido de negro y entre la nube de humo. Danzaba alrededor de los otros tres y llegaba hasta el centro del escenario, donde Lucía, tumbada ya en el suelo tras recitar el bolero, se levantaba al verle y se dejaba abrazar fuertemente por él. Luego, el rasgueo se convirtió en una música ambiental que simulaba el sonido de las olas del mar como símbolo de las lágrimas de Lucía.

Esa era la parte final de una extraña y maravillosa obra que llevaba por título "Somos", y que hablaba de la soledad y la tristeza, y en la que Miguel representaba el papel de amante perdido que aparecía en el último segundo para mitigar el dolor que el personaje de Lucía sentía por la separación del amor de su vida.

Ni que decir tiene que aquella representación, una vez estrenada, ganaba al verla en toda su integridad. Y recuerdo que a Natalia no le gustó nada, y que aquello provocó la ira - justificada ahora con el paso del tiempo - de Miguel, quien estaba francamente dolido por el comentario de la persona que se había apoderado de mi corazón, mientras él lloraba en silencio el desamor más absoluto por su negativa de aquel entonces a confesarme lo que verdaderamente sentía por mí.

Natalia y Miguel discutieron largo y tendido sobre el significado de la obra, y ella llegó a decirle que eso de la angustia por el desamor era algo que le parecía extraño, porque en su vida jamás había tenido momento alguno que se le pareciese. Y Miguel, dando a entender un amor secreto e imposible, le hizo ver que el amor y su consecuencia más negativa, el desamor, formaban parte de todos los seres humanos por mucha alegría que desbordaran nuestros corazones, ocultando al tiempo lo más triste de este mundo.

Y ante la pregunta formulada por Natalia acerca de qué era lo más triste del mundo, Miguel, mirándome, quiso hablar, pero el silencio se hizo dueño de los latidos de su corazón y no dijo nada. Tan sólo se levantó del bar donde nos encontrábamos y nos dejó solos.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, desde aquella noche en la que Miguel quiso hablar y no pudo hasta días más tarde, cuando a los pies de un acantilado, y sin Natalia presente, me confesó que me quería con toda la fuerza e intensidad que su corazón le permitía.

Y por eso ahora escribo "Paloma negra", años después de todo aquello, y meses después de ver cómo aquellas personas que me querían y que me lo confesaron mil veces, aunque en tiempos y circunstancias diversas, yacen junto al motor de mi corazón, en algún lugar perdido del horizonte de un paisaje otoñal.

Este prólogo es para él, para el arlequín que jamás volverá a danzar sobre ningún escenario, para el amante perdido que se llevó la parte más importante de mi corazón, aquella sin la cual, ningún ser humano viviría: la intensidad de sentir.

Para ti escribo esta "Paloma negra", amparándome, cómo no, en la letra de nuestra Chavela.

Ojalá cuando la leas en el paraíso donde disfrutas de tu merecido descanso, te acuerdes de aquel que recita permanentemente, y con voz rota, tu ausencia, pidiendo a gritos que bajes a la tierra para abrazarlo y no soltarlo jamás.

ISIDRO R. AYESTARAN, de mi novela LA SONRISA AMIGA, 1999

1 comentario:

kappyqueens dijo...

Mi querido Isidro, te deseo unas felices fiestas de todo corazón.Mil besos y mil gracias.Javier.