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ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

LA ULTIMA NOTA EN EL DIARIO DE BARBARA


En una pared hay un panel en el que se iluminan los números de las bolas que van saliendo. En otra parte, una señorita de uniforme, y frente a un micrófono, anuncia a los que se encuentran en la sala de bingo los números que van saliendo. Hay bastante gente, bastante humo, y bastante esperanza.

Bárbara se encuentra en una de las mesas, completamente atenta a lo que la señorita va anunciando y, con desesperación, va desechando cartones. La suerte no está de su parte.

Mientras la partida se va desarrollando, se escucha la parte final de "Sin ti", de Los Panchos, que se oye a lo largo de la escena de la partida mientras Bárbara, fracasada en el juego y en el amor, rompe sus cartones, se levanta y abandona la sala de juego completamente sola y con mucho dinero perdido.

Sin ti no hay clemencia en mi dolor, la esperanza de mi amor te la llevas por fin. Sin ti es inútil vivir, como inútil será el quererte olvidar...

Vemos ahora a Bárbara en la parte posterior de un taxi. Pensativa y triste, con su mirada transmite el dolor que siente ante el fracaso de su vida. Silenciosamente, y sin poder evitarlo, derrama una lágrima.

Bárbara desciende del taxi y se dirige hacia la puerta de su gran casa. Frente a la puerta hay un deportivo de color blanco. Bárbara reconoce el coche y se le queda mirando fijamente. En el interior del coche está Marta, retocándose los labios ante uno de los espejos del coche. La amante de Gustavo clava su mirada en Bárbara y sonríe cínicamente. Bárbara comienza a encenderse de ira y entra escopeteada en el interior de la casa.

Bárbara entra en el vestíbulo de la gran casa. La Tata aparece en ese momento, y con su rostro, hace ver a Bárbara que algo está ocurriendo.

TATA: Gustavo está arriba.

Bárbara, herida en su orgullo de mujer, comienza a subir las escaleras que llevan a la segunda planta.

Gustavo se encuentra colocando en una maleta varios de sus trajes y algunos utensilios personales. Bárbara entra hecha una furia.

BARBARA: ¿La que está en el coche de fuera es tu querida?

Gustavo no responde y continúa su labor. Bárbara pierde los nervios.

BARBARA: ¡¡Responde!!

Gustavo la mira sin decir nada. Al instante, cierra la maleta.

GUSTAVO: Haz el favor de no montar una escena.

Gustavo entra en el aseo de la habitación y busca en un pequeño armario. Bárbara, anonadada, se sienta en la cama con lágrimas en los ojos.

BARBARA: ¿Por qué me humillas de esta manera? No me lo merezco... Siempre te fui sincera cuando te decía que te quería, que no podía vivir sin ti...

Gustavo entra de nuevo en la habitación. Bárbara le mira con tristeza.

BARBARA: No me dejes.

Gustavo la mira fijamente.

GUSTAVO: No te dejo sola. Te quedas con la Tata... y con tu querido hijo Mateo. A mí, me están esperando abajo.

Gustavo coge la maleta y sale de la habitación. Bárbara queda pensativa y, al instante, se levanta.

Bárbara entra en su escritorio completamente deshecha. Decidida, se acerca a uno de los cajones de la mesita y saca un revólver que mira con lágrimas en los ojos. Nadie puede saber cómo se siente ni nadie podrá comprender nunca lo que es capaz de hacer una mujer despechada.

Gustavo aparece en lo alto de la escalera con la maleta, y comienza a descender. Bárbara aparece también, pero con la pistola en su mano derecha. Decidida y fría, apunta a Gustavo. La Tata grita ante la situación.

TATA: ¡¡Bárbara!!

Gustavo se vuelve hacia Bárbara y mira atentamente a la pistola. Bárbara está como ida. La Tata comienza a asustarse. Gustavo, en lo alto de la escalera, sonríe.

GUSTAVO: Bárbara... No hagas una tontería. Dame la pistola.

Bárbara, con lágrimas en los ojos, le mira.

BARBARA: Yo siempre te he querido... No me dejes...

Gustavo la mira a los ojos.

GUSTAVO: Yo también te quise, pero se acabó. Lo nuestro se acabó.

Gustavo se da la vuelta y comienza a bajar las escaleras mirando a la Tata. Bárbara le ve descender y, decidida, baja tres escalones y, sin mediar palabra, dispara sobre Gustavo.

BARBARA: ¡¡Se acabó!!

La Tata grita horrorizada.

TATA: ¡¡Noooo!!

Gustavo se apoya, herido, en la balaustrada. Mira a Bárbara como intentando buscar una explicación lógica ante el disparo. Bárbara se apoya en la pared, se lleva la mano izquierda a su cabeza, y con la derecha vuelve a apretar el gatillo tantas veces como balas quedan en el cargador

Gustavo cae muerto en el suelo del vestíbulo. La Tata se acerca y rompe a llorar de manera histérica.

TATA: ¿Qué has hecho? ¡¡¡Qué has hecho!!!

Bárbara contempla el cadáver de Gustavo, mira después a la Tata y, lentamente, sube las escaleras para refugiarse en su habitación.

La noche está silenciosa. Bárbara se encuentra firme, de pie, frente a la ventana abierta, contemplando el exterior. Sobre la mesa de caoba de su escritorio se encuentra el diario de Bárbara abierto por la última hoja.

BARBARA: (off) Querido diario, querido Mateo. He puesto punto final al desamor. Ya nunca más sentiré su terrible angustia. Esta última sólo me ha durado unos días, pero qué mal se pasa incluso en tan breve espacio de tiempo...

De fondo, se oyen las sirenas de un coche de policía, que se aproxima a la casa.


ISIDRO R. AYESTARAN, de mi guión de cine GOTAS DE AMOR Y LLUVIA, 1998


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