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ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

RUMBO A LA CIUDAD CON MAR


Magdalena pasea por diferentes calles de su ciudad agobiante y sin mar. Muestra huellas evidentes de haber llorado mucho. En su pensamiento está la carta que su hijo Eduardo había escrito hace tiempo y que ella ya ha leído. Mientras pasea con la mirada perdida, se oye el contenido de la carta en off por boca de la voz dulce de Eduardo.

EDUARDO: Me voy porque no puedo aguantar más a vuestro lado. Madre, puedes catalogarlo como quieras. Como una simple chiquillada que pronto se me pasará y que volveré con la cabeza humillada, o como una aventura expectante con un futuro incierto. Piensa a tu antojo, como has hecho siempre. Sacando tus propias conclusiones antes de que podamos esbozar la explicación lógica a todo lo que se te plantea. La única palabra que se me ocurre para definir mi marcha es "huída". Y sí, huyo de vosotros porque el estar a vuestro lado me hace daño, impide que crezca como persona y que pueda ser capaz de desarrollarme tal y como lo creo conveniente...

Magdalena llega al vestíbulo de la estación de ferrocarril de la ciudad. Saca un billete y se sienta en uno de los numerosos bancos. A medida que se sigue escuchando la carta de Eduardo, ella fija la vista en un inmenso cuadro que hay colgado en una de las paredes de la estación y en el que se ve el mar. Un mar con fuerte oleaje. Es una pintura, pero tras la lectura de la carta, se llena de significado.

EDUARDO: Tu acentuada protección no ha hecho otra cosa sino perjudicarme. Tus imposiciones y tu particular manera de ver el mundo con esos ojos tuyos, han conseguido empañar mi mirada hacia el resto de la gente. Y es que hay veces en que pienso si es que soy yo quien hace mal las cosas, única y exclusivamente porque no las realizo tal y como tú deseas que sean hechas. No sé, madre. Ignoro si tú fuiste educada para ser exactamente lo que eres en estos momentos, pero yo sólo acierto a comprender que no me gustas. Suena duro que un hijo hable así de quien le dio la vida y el ser, pero es mi corazón el que habla en estos momentos por medio de estas líneas... Mi suerte está echada. Me voy y confieso que sin un itinerario marcado. Huyo a la deriva, como he estado todos estos años a vuestro lado. Sé que iré a una ciudad con mar, un lugar donde poder sentarme y ver el ancho horizonte azul. Ser libre, madre, y poder abandonar el túnel en el que he estado encerrado toda mi vida. Lo único que te pido es que le des un beso enorme a Pedro y que no le limites de la manera en que lo habéis hecho conmigo.

Magdalena muestra lágrimas en su rostro, que continúa fijo en la pintura del mar con oleaje.

MAGDALENA: Una ciudad con mar...

La imagen se funde ahora con un tren, que ya ha abandonado la estación y que se pierde poco a poco de vista. Las vías del tren se van convirtiendo en una línea azul que, sobre un mapa de la provincia de Cantabria, va avanzando de sur a norte (como se hacía en las viejas películas) hasta llegar a su destino. El nombre de la ciudad de Santander, la ciudad con mar. Mientras se ve este recorrido, se escuchan los compases del bolero "Ay, amor", que inmortalizara Bola de Nieve.

Amor, yo sé que quieres llevarte mi ilusión.
Amor, yo sé que puedes también llevarte mi alma.
Pero, ay, amor, si te llevas mi alma,
llévate de mí también el dolor,
lleva en ti todo mi desconsuelo,
y también mi canción de sufrir...

El nombre de la ciudad de Santander se funde con la escena siguiente para dar mayor realce a su categoría, plena de simbolismo de ciudad con mar. El cielo, totalmente gris, es la cúpula perfecta que ampara al mar bravo del norte, que rompe con furia en la orilla y en los acantilados. Es un nuevo mundo el que se abre a Magdalena. El mundo de su hijo perdido. De Eduardo.

Ay, amor, si me dejas la vida,
déjame también el alma sentir.
Si sólo queda en mí dolor y vida,
ay, amor, no me dejes vivir.

ISIDRO R. AYESTARAN, de mi guión de cine MI CANCION DE SUFRIR, 2000

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