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ya esta disponible... EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS

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PINCHA EN LA PORTADA para ver el vídeo presentación de EL CABARET DE LOS SUEÑOS NOCTURNOS, el libro que, de la mano de Producciones Nocturnas y Absenta Poetas, aglutina los poemas, fotografías y relatos que forman parte de Nocturnos y El cabaret de los sueños, mis dos obras literarias ilustradas en Internet. Para los que vivís fuera de Santander, y estéis interesados, lo podréis hacerlo vía e-mail, para remitirlo por correo. Y pronto, tras mi espectáculo Muñecas de cristal, el Gran Show de presentación del libro por diversos lugares de Santander. Precio: 10 euros. Mail de contacto: isidrorayestaran@gmail.com

¿QUIEN DICE QUE NO SOMOS UNA FAMILIA?


(...) Aquella mañana yo estaba enfrascado en un mar de nervios, y de tal guisa me encontraba que planché una tostada con mantequilla mientras metía en el microondas un foulard para adornar mi atuendo de Domingo Procesional. Un asco de nervios, vamos.
– Es que no estás a lo que tienes que estar, tiíto – me soltó mi sobrino-hijo postizo Félix, calladito hasta entonces en todo el episodio y que despertaba así con su verborrea a lo Pepito Grillo – Todo va a salir bien. Y si no es así, pues que les vayan dando mucho por el ojete. Que te lo digo yo.
– Ay, Felixín, que estoy en un sin vivir en mí con todo este jaleo cofradiero. Que todo salga bien, que mis niños triunfen en la procesión, que mis señoronas den una patada en el culo a la Unión Cofradiera esa, que la Tolerancia sea la gran protagonista, y un etcétera elevada a su más alto exponente. Amén… Y tú vístete de una puñetera vez, que vamos a llegar tarde y tienes que presentar las ofrendas en misa ante el nuevo señor obispo.
– Pues va a ser que no, tiíto. Que no me permiten llevar las ofrendas, por lo que me toca leer una epístola que es un rollo de tomo y lomo, tiíto. Una parrafada para dormirse, ya ves tú.
– Anda, coño, ¿y por qué regla de tres no puedes llevar tú las ofrendas al obispo?
– Cosas de la Unión Cofradiera y su séquito de curas. Que si las ofrendas las han de presentar una familia tradicional cristiana, que si nosotros desentonaríamos junto con los demás, que si un papá, una mamá, una parejita de hijos monos y educaditos ellos…
– ¡¡Y una polla como una olla!! – y ahí saltó la indignación que todo hombre debe llevar dentro – Tú y yo somos más familia que todos esos retrógrados juntos. Faltaría plus. Yo te he educado con todo el amor del mundo desde mi experiencia, mi visión del mundo y mi saber y mi cultura. Nunca te ha faltado nada, ni un trozo de pan que llevarte a la boca ni un día de escuela. Y siempre has ido limpio, aseado, repeinado y con la lección bien aprendida… ¿Quién dice que no somos una familia? Yo he sido para ti más padre que tu propio padre…
– Pues así están las cosas, tiíto. Que si tú y el Monchín, que Dios tenga en su Gloria, no erais precisamente lo que más me convenía, que si me ha faltado siempre no se qué modelo materno…
– ¿Modelo materno? ¿Una histérica pedorra, neurasténica y cacatúa? Los travestis del Luna Llena han sido tu mejor modelo materno. Que no se te olvide. Y puedes decirle a toda esa panda de analfabetos ignorantes que tú eres también hijo de Dios y que eres igual de digno que los demás para llevar ofrendas, leer epístolas o hasta para rascarte el culo en mitad de un sermón, que si más de uno hiciera también lo mismo, otro gallo le cantaría al clero. No te jode.
– A mí no me des ahora el cante con tus reivindicaciones. Que no digo yo que no sean de ley, pero que a mí me la traen al pairo. Que no quieren que lleve ofrendas, pues que les den viento fresco, que con sus piedras me hago mi pared y que no les necesito a ellos ni a sus lecciones sermoneantes para nada. Y que me voy a jugar a la play station ahorita mismo. Cuando acabes de planchar tu atuendo semana santero, me avisas. Hale. Ciao.
Pero qué pico que tiene mi Felixín, Dios mío. En fin, que ya me dieron la mañana desde bien temprano. Y es que la política de propagandear a los cuatro vientos eso de la Familia Tradicional me pareció desde sus inicios un petardo con tufillo a rancio. Vamos, un insulto mayúsculo e irrespetuoso hacia todos los que vivimos a nuestro antojo amando a quien nos dicta el corazón sin pararnos a pensar en las conveniencias, las tradiciones y las chorradas de los de siempre. Amar es eso, coño. No hacer un mecano en el que encajen todas las piezas sin necesidad de lubricantes. Y a buen entendedor…

de mi novela EN UN MUNDO NUEVO - LA DIVINA SORAYA, EPISODIO 2

(c) ISIDRO R. AYESTARAN, 2008

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