Aquí sigo, dando
vueltas en mi habitación,
escuchando una vez más
nuestra canción,
dando rienda suelta
a las palabras sabias y
amargas de mi corazón.
Me cuenta que está solo,
que ya no tiene aquel calor
que tanto le gustaba,
que sigue encogido por
tu ausencia, que no ve
a nadie a su alrededor,
que ya no se acuerda
cómo se habla de amor…
Porque ahora ama en silencio
aquello que, pese al olvido,
sigue vivo en él… y en mí.
ISIDRO R. AYESTARAN, 1997
No hay comentarios:
Publicar un comentario