Sentado al borde de un huracán,
oteando un horizonte crepuscular,
sintiendo el aire en mi cara
comprobé que, sin tí,
qué difícil es amar.
Cuando no hay paz en el interior
los sentimientos se nublan ya,
y hablar con el corazón es un imposible...
Y al andar, ya sin tí,
qué difícil es amar.
oteando un horizonte crepuscular,
sintiendo el aire en mi cara
comprobé que, sin tí,
qué difícil es amar.
Cuando no hay paz en el interior
los sentimientos se nublan ya,
y hablar con el corazón es un imposible...
Y al andar, ya sin tí,
qué difícil es amar.
ISIDRO R. AYESTARAN, 1999
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